Un mes que da para mucho

Tras un mes de vacaciones en Sevilla, toca volver a mi otra casa, Berlín. Ha sido un mes muy completo, aunque no del todo, faltó algo en lo que ya estaba pensando desde antes de venir…el buen tiempo. Por el resto, muy bien, muchos reencuentros con amigos, familiares y con la que, a pesar de estar encantado en Berlín, nunca podrá dejar de ser mi ciudad.Llegamos al aeropuerto de Málaga en los últimos coletazos del puente de diciembre. Al salir a la calle pues encantado con el tiempo, temperatura, sol…pero fue llegar a la carretera y, hasta el día de hoy, no he visto el sol dos días seguidos, que se dice pronto. La llegada a Sevilla no tuvo desperdicio, buena comida y Cruzcampo fresquita, que por mucha cerveza que haya en Alemania siempre se echa de menos, la cabra tira al monte. No hubo mucho más el primer día, deshacer la maleta y repasar un poco que al día siguiente había examen.

Además de este examen, me quedaba otro la semana siguiente, así que volvieron los días de estudio en Reina Mercedes, con los consiguientes reencuentros con amigos y compañeros, aunque la verdad, hubiera preferido reencontrarlos en otros sitios. Tras las tardes de estudio también volvió el gimnasio o las típicas cervezas en el Cancún o El Patio. Los resultados, un sobresaliente y un suspenso, me doy por satisfecho.

Una vez entrada la Navidad, como no podía ser de otra forma, las comidas familiares no tuvieron desperdicio ni mesura, desde el primer día al último, en mi casa, en casa de otros, en la calle. Cualquier lugar y excusa es perfecto. Especialmente destacable el lote de gambas y langostinos que me he dado en estos días, había que aprovechar las cosas que no hay en Alemania.

Y es que la gastronomía merece un caso aparte. Aunque yo me haya defendido bastante bien en la cocina, las comidas de casa siempre se echan de menos, pero no solo eso, también necesitaba unas tapitas en El Adobito, una rosca o campero del Patio, un arroz de Las Columnas, así como otras cosas típicas sevillanas, como un paseo por el centro o unas cervezas en El Salvador. Incluso hubo una novedad, la visita a las instalaciones de Metro de Sevilla con la Asociación Sevillasemueve y Anden 1, de Madrid, que habían venido de visita. Y bien contentos que se fueron tras almorzar en Los Coloniales, otro de los lugares a los que estaba deseando volver.

El ambiente nocturno tampoco faltó, en parte gracias a Carlos, que también andaba por Sevilla de vacaciones. Poco habían cambiado los planes, seguimos anclados en lo mismo: Patio, Bestiario, autobotellón y poco más. Vamos, sin moverse mucho de la zona de Viapol, algo que me sacaba de quicio acostumbrado a ir de punta a punta de Berlín día sí día también. Como si no hubiera sitios en Sevilla…

Antes de partir quedaban algunos cabos por atar, como un examen a distancia que haré dentro de dos semanas en Berlín. Mi profesor de Sevilla manda el enunciado del examen por fax a mi coordinador de Berlín para hacerlo a la vez que mis compañeros en Sevilla, posteriormente se devuelve el examen por fax y el original por correo ordinario. El otro asunto era el proyecto fin de carrera. Tras un desayuno con Cristina, toda una mañana en despachos de profesores planteándoles posibilidades para tomar una posterior decisión.

Tras desayunos, almuerzos, cenas, días, noches, lluvias…toca volver, que ahora también se va echando en falta.

Hasta pronto, Sevilla.

Primera visita y vuelta a Sevilla

Durante estos días he tenido mi primera visita, mis padres han venido a pasar el puente en Berlín. El sábado por la noche llegaron, sin demasiado tiempo, buscar algo de cenar y a dormir.

Fueron pocos días, solo dos, pero muy completos, eso sí, había que madrugar. Hubo tiempo para todo: pasear por la ciudad a pesar del mal tiempo, visitar museos, tomar unas cervezas, ir de compras…incluso para ir a clase, porque el lunes tenia clase de alemán.

Algo muy típico por estas fechas son los mercados de navidad, sembrados por doquier, en cualquier plaza o acera suficientemente ancha. Hay de todo: tiendas de artículos navideños, cerveza, comidas y, sobre todo, Glühwein, un vino con especias que se sirve caliente, con un aroma que inunda todos los mercados.

Ahora toca hacer la maleta, me vuelvo a Sevilla a hacer mis exámenes y de vacaciones de Navidad, pero antes toca deshacer la otra, ya que con mis padres me llegaron reservas de aceite, vinagre de vino de Jerez, café Catunambú, jamón y lomo. De vuelta para Sevilla, además de mi ropa, se va parte de mi colección de botellines de cerveza, colección que por supuesto estoy ampliando en Alemania.

Hora de partir, y toca pensar, ¿un mes en Sevilla o un mes fuera de Berlín? Aquí, durante un mes, dejare 3 meses de gente y experiencias para no olvidar, un sitio al que incluso ya llamo “mi casa”. Pero Sevilla siempre es Sevilla, allí, durante un mes, espera mucha gente con las que reencontrarme, recordar momentos de meses pasados y vivir otros nuevos, y además, ahora que en Berlín comienzan a bajar las temperaturas, el bueno tiempo del sur no vendrá mal para reponer fuerzas.

Como nota negativa, una de las experiencias que repetiré en Sevilla serán los días de biblioteca, puesto que además del examen de mañana, me queda toda una semana de estudio para el otro examen, esperemos que haya suerte.

Allá voy, Sevilla. Bis bald, Berlín.

Hora de estudiar

Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.

Schönes-Wochenende-Ticket

Literalmente significa buen fin de semana, aunque ahora las condiciones han cambiado y solo es aplicable a un día. Se trata de un billete de tren que la Deutsche Bahn, la empresa alemana de ferrocarriles, oferta para viajar en grupo los fines de semana.

Como ya he dicho, la validez del billete ha cambiado. Antes servía para sábados y domingos, ahora solo para un día. En cualquier caso el precio es más que asequible: 37€ para 5 personas, y da derecho a viajar en cualquier tren regional, por un numero ilimitado de veces.

Viajar en trenes regionales no es la panacea, debido a su velocidad y la limitación de destinos, ya que, como su propio nombre indica, solo abarcan trayectos de corta o media distancia, pero gracias a la libertad de hacer trasbordos es una muy buena opción para viajes de ida y vuelta en el día a ciudad relativamente cercanas.

Con ese objetivo plateamos semanas atrás nuestra pequeña escapada a Leipzig, sin embargo algunos cometimos el error de salir la noche anterior habiendo quedado por la mañana temprano. Algunos de nosotros rehicimos los planes para irnos en coche con otro amigo y quedarnos a pasar una noche allí, pero hubo un malentendido con el del coche y a la hora que habíamos quedado ya era tarde para irnos en tren y volver en el día. El tiempo aprovechable en Leipzig no merecía la pena.

El segundo intento fue ir a Dresden. Aprendiendo de los errores, la noche anterior simplemente tuvimos cenita y a acostarse temprano, que el tren salía a eso de las 8 de la mañana. A media mañana estábamos en Dresden.

Guía turística en mano, nos recorrimos la ciudad hasta la tarde, que volvimos en el tren de las 7. Tuvimos tiempo para pasear tanto por la ciudad vieja como por la “moderna”. Además, por las cercanías de la Navidad, pudimos disfrutar, al igual que en Berlín, de un gran ambiente de calle en torno a los muchos mercados navideños. Y es que en Alemania surgen estos mercados al mínimo espacio libre que haya: plazas, parques, acerados anchos…

Rumbo a Estocolmo

Berlín es un perfecto punto de partida para multitud de destinos a todo lo largo y ancho del continente europeo, tanto por su posición central como por sus posibilidades. Por muchos es conocida mi afición por viajar y buscar posibles destinos casi continuamente, y en esta ocasión no iba a cambiar la cosa.Allá por finales de Septiembre, tras alquilar la furgoneta para ir a Munich, compré el primero de mis billetes de avión desde Berlín: destino Estocolmo. Encontré la oferta para finales de Noviembre por 13€ ida y vuelta y… ¿por qué esperar? Aunque pudiera parecer un precio inmejorable, posteriormente salieron nuevas ofertas y hubo quien lo compro incluso a 0.01€ por trayecto. 11 personas nos juntamos finalmente, cómo no, los españoles siempre en masa.

La pega, como suele pasar con Ryanair, es que el vuelo aterriza en un aeropuerto secundario que realmente estaba alejado de la ciudad, Skavsta, aproximadamente a una hora en autobús.

En la estación central nos recoge Marcos, que tenia billete para el día de antes que el resto del grupo y ya había tenido tiempo de moverse por allí. Antes que nada a soltar el equipaje, en un albergue muy céntrico y bastante bien de precio. Dormíamos nueve personas en una habitación de ocho, y aparte otros dos que estaban en otra habitación de seis. El edificio era laberíntico, con escaleras y pasillos por todos lados, siempre había más de una forma de llegar al mismo sitio. De vez en cuando también podías encontrarte alguna cocina o algún pequeño salón con sillones o incluso televisión. Pero lo mejor estaba en la cocina principal, donde continuamente reponían una gran caja de macarrones y por las mañana café. Todo un “lujo”.

Libres de carga, salimos a conocer un poco la ciudad, sin mucho frío y nada de nieve, algo que personalmente me hubiera gustado, ya que, al pensar en países nórdicos, la nieve es de lo primero que se viene a la cabeza. Es una ciudad muy distinta a cualquiera de las que hasta ahora conocía, formada por numerosas islas sobre varios lagos, siempre con el agua a la vista. Incluso el barco forma parte de la red de transporte público.

El primer día nos dirigimos a Skansen un museo al aire libre donde se exponen multitud de típicas construcciones de la antigua Suecia en un entorno natural donde también se muestra la fauna de la zona. Seguimos nuestras visitas, al día siguiente, por el Museo Vasa y el de Arte Moderno. El primero de ellos se muestra un viejo galeón rescatado del fondo del mar tras hundirse recién construido y todavía en las puertas de los astilleros. El segundo, como su propio nombre indica, arte moderno.

Además de los museos había que recorrer la ciudad, incluso en metro, pues tiene unas estaciones muy peculiares, a gran cota de profundidad y construidas directamente sobre la roca, y dando una sensación de estar en una cueva. Paseando por sus abiertas avenidas y calles comerciales adornadas para la navidad, descubrimos Gamla Stan (la ciudad antigua), Djurgården, donde se sitúan gran parte de los museos, o Södermalm, uno de los barrios con más ambiente nocturno.

Sin embargo, el ambiente nocturno fue algo que nos faltó. Teníamos intención de salir las dos noches que estuvimos, pero tras cenar en el albergue y ponernos a beber algo siempre nos entraba la pereza y nos quedábamos allí, que no era precisamente aburrido. Solo la ultima noche, antes de irnos al aeropuerto, estuvimos tomando una copa en el Absolut Ice Bar, un local donde todo era de hielo: paredes, asientos, barra, vasos…una buen lugar para la despedirse y volver a Berlín

20 Jahre Mauer Fall

Berlín es una ciudad que ha sufrido la ira de la Historia hasta una época reciente. El fin de la Segunda Guerra Mundial no supuso la tranquilidad para la ciudad, la consecuencia fue años de separación detrás de un muro de la vergüenza que separaba las zonas de los bandos participantes. Kilómetros de hormigón que no dejaban cerrar las heridas abiertas durante 6 años de matanza y otros 44 de enfrentamientos políticos e ideológicos.Finalmente, como no podía ser de otra forma en una sociedad moderna, el 9 de Noviembre de 1989 comenzó el derribo, el reencuentro, la reunificación, la paz definitiva. Tantos años de sufrimiento no se borran de las mentes alemanas por arte de magia. Mentes que siguen albergando demasiados recuerdos recientes como para ser olvidados, y que se esfuerzan en dar a conocer para mostrar a todos el error que se cometido por todos.

Hasta donde yo se, el alemán de a pie quiere saber y que se sepa, las causas y consecuencias, que sirva para que nada de esto se vuelva a repetir jamás. Y por ello no han querido desperdiciar la oportunidad de celebrar el 20 aniversario de este acontecimiento de tal importancia para la Historia mundial. Y entre todos (prensa, publicidad, profesores…) se habían encargado de que los actos culturales en torno a esta celebración, así como el evento central, no pasara desapercibido para nadie y todos pudiéramos ser testigos de este acontecimiento.


Los primeros pasos se dieron con la restauración de las pinturas existentes en los fragmentos de muro que aún se conservan como testigos de la Historia. Los artistas que en su día plasmaron sus sentimientos volvieron a Berlín para dar otro empujón a la democracia. Semanas antes del día del aniversario empezó a publicitarse por internet el Mauer Mob, un proyecto que pretendió formar una cadena humana de las más diversas nacionalidades a lo largo del trazado del antiguo muro. Ni la MTV quiso pasar desapercibida, celebrando en la capital alemana la entrega de los MTV Europe Music Awards 2009, con multitud de actos conmemorativos. Aparte de la entrega de premios en si, fue especialmente emotivo el concierto gratuito que U2 ofreció bajo la Puerta de Brandemburgo.

Y finalmente llego el día del Fest der Freiheit (Fiesta de la Libertad). El lunes 9 de noviembre fue uno de los pocos días de continua lluvia que hemos tenido en lo que llevamos aquí, pero eso no era excusa. Miles de personas se congregaron en torno a la Puerta de Brandemburgo y la cadena de dominó gigante, un domino que representaba los bloques de hormigón derribados 20 años atrás, con pinturas significativas, y que 20 años después volverían a caer para recuerdo de todos.

Numerosas personalidades de la política internacional fueron citadas aquí para mostrar su apoyo a la causa, desde Presidentes de Estado y de Gobierno actuales, con Angela Merkel, criada en Ost Berlín como maestra de ceremonias y rememorando el paso 20 años atrás por el liberado paso fronterizo de Bornholmer Strasse.

Finalmente, tras los discursos institucionales, testimonios de berlineses que aquella noche también cruzaron el muro, y la interpretación por parte de Bon Jovi de «We Weren’t Born To Follow» (No Nacimos para Servir), escrita para tal día, la caída del dominó llego a la Puerta de Brandemburgo para dar por finalizado tan emotivo acto.

Ahora, la Historia sigue

La necesidad de comer

Uno de los típicos temores de mucha gente cuando pasa un tiempo solo es el tema de la comida. Siempre esta la socorrida pizza, la pasta, congelados en general…que para un fin de semana no está mal, pero para un largo tiempo pues nada mas de pensarlo ya se me quitan las ganas.

Yo nunca me he dedicado especialmente a cocinar, pero con cosas no muy elaboradas, sí que me he defendido bien. La cosa es intentarlo. El primer paso, obviamente: comprar. Tengo para elegir un Lidl, un REWE y un Netto cerca de casa, así que casi cualquier necesidad la tengo cubierta. Otro buen sitio para comprar es el mercado turco de Kreuzberg o el Kaufland.

En Kreuzberg suelo comprar fruta, verdura, y carne fresca. Algunas cosas tienen el mismo precio que en supermercados, pero normalmente se encuentran cosas más baratas, mientras más tarde mejor, pues van bajando precios a medida que va pasando el día. Frutas y verduras suelen estar más maduras que en supermercados y hay que tener cuidado con la cantidad, pero la carne tiene muchísima mejor pinta. También hay pescado fresco, muy escaso en Alemania, pero claro, es muy caro. Mejor para cuando vuelva a España.

Pues nada, manos a la obra. Normalmente no se me ocurre nada para comer mas allá que cosas típicas. Un buen método es elegir algo que tengo, por ejemplo carne de pollo, escribirlo en Google y elegir alguno de los resultados que se muestren. Por ejemplo, pollo con champiñones. Realmente la receta solo servirá para hacerse una idea, porque los tiempos y la forma de hacerlo nunca coincidirá con la realidad. A partir de ahí toca improvisar. Y ya con la practica pues se puede intentar incluso sin preguntarle a Google. No tendremos el libro de recetas de la abuela…pero se consiguen buenos resultados.

Otra opción es salir a la calle. En mi calle tengo Burger King, un vietnamita (con muy mala pinta, por cierto), un chino…y si me acerco a Alexander Platz ya las posibilidades se multiplican. En Berlín hay comida rápida muy variada, y barata. Por hablar de cosas concretas tenemos la currywurst de Friedrichstrasse, el mítico kebap de Warschauer o la pizzería de Warschauer. En esta ultima, antes de las 6 de la tarde, podemos comer una pizza por 1,5€, o un plato de pasta por 1,75€. Después de esa hora tampoco hay que temerle, los precios incremente a 3€ y 3,5€ respectivamente. Y el tamaño es bueno, normalmente con una pizza y media me quedo satisfecho.

Además de eso he probado chino, japonés, etíope, indio….la variedad gastronómica es increíble!

La vuelta al cole, perdón, querida universidad de prestigio

Aunque poco tiene que ver con el eslogan de cierta cadena comercial, tras dos semanas de mini vacaciones volvíamos a las clases. Pero a las clases de verdad, nada de cursos de idiomas, a las clases de la Humboldt-Universität zu Berlín. Sí, esa donde estudió y enseñó tanta gente importante. Pues allá vamos a ver si nosotros somos algunos de los siguientes…ilusos.Ahora las clases no las tenía en un sitio tan perfecto y accesible como Dorotheenstraße, junto a Unter den Liden, Friedrichstraße o Brandemburger Tor. No, ahora al moderno campus universitario de Adlershof, allá donde no llega la vista, a tres estaciones del aeropuerto de Schönefeld. Además, el S-Bahn (lo que en España es un tren de Cercanías) está de obras y la línea que me llevaría directo desde mi casa ha cambiado el recorrido y toca hacer trasbordo. No pinta bien la cosa.

Sin embargo, no todo fue tan trágico. Antes de empezar las clases Xavi y yo fuimos a una presentación que había en el Institut für Informatik, que, por cierto, comparte edificio con el de Matemáticas, cosas que te depara el destino. No fue tan difícil llegar, 30-40 minutos, y el sitio era interesante. Un espacio todavía acabándose de urbanizar, con edificios modernos de reciente construcción, y otros todavía en marcha, para uso universitario y de investigación y de desarrollo científico-tecnológico.

Realmente la presentación no era para Erasmus, si no para alumnos de nuevo ingreso, pero nos había atraído eso de que nos daban un desayuno de bienvenida y luego barbacoa en el bar del campus y allí que fuimos. Aun así, un simpático doble de Scooby Doo nos ayudo a crear nuestra cuenta de correo, registrarnos en la plataforma de nuestra titulación y demás burocracia que había que hacer. Si no fuera por él todavía no habría podido enterarme ni de las asignaturas que había. Visitamos tanto el Johann von Neumann-Haus como el Erwin-Schrödinger-Zentrum, donde también estaba la biblioteca. Y para finalizar…pues eso, la barbacoa. Allí estuvimos un rato charlando, o intentándolo, con la gente que a lo mejor nos encontraríamos por clase. Pero lo cierto es que los alemanes son un poco siesos, la cosa no daba para mucho y se fueron yendo. Así que abandonamos el lugar después de unas salchichas.

En la presentación nos dijeron una cosa muy graciosa. La plataforma para inscribirse en las asignaturas estaría disponible a partir de las 5AM de un miércoles. ¿Pero en Alemania no duermen? Pues como era entre semana y no era día de salir y volver tarde…habría que levantarse a las 5 a darle un par de clics de ratón. O eso es lo que me hubiera gustado a mí, porque nos dimos cuenta que habíamos elegido asignaturas que se pisaban, y a esas horas nos tuvimos que poner a buscar otras. Hora y media un poco surrealista que pasamos, pero ahí que estaban todos los alemanes metidos, porque bien lenta que funcionaba la cosa.

Pues ya solo quedaba ir a clase y ver si nuestra elección fue buena, que todavía había tiempo de rectificar.

Por otro lado estaban las clases de idiomas, que también había que seguir. Alemán para seguir aprendiendo e inglés para intentar recordarlo, que una cosa es hablarlo y otra muy distinta es hacerlo correctamente. El caso es que ya tenia horario construido y medio cuadrado, solo quedaba empezar la nueva rutina.

Empezando la vida nocturna

Después de un mes en Berlín se puede decir que ya conozco la ciudad de noche. Ya desde el primer día empezó la búsqueda de lugares donde divertirse. Conocer bares y discotecas también es una forma de hacer turismo.

Normalmente teníamos un mismo sitio de partida: el reloj de Alenxander Platz. A partir de ahí pues ya iban surgiendo planes, aunque normalmente siempre había que hacer una bajada al spatekauf (lo que en España viene siendo un chino que vende cerveza) de la estación a comprar alguna cerveza, aguantar el retraso de los españoles se puede llegar a hacer muyyyy pesado.

Las zonas más comunes eran Oranienburger Strasse o Warschauer Strasse. En la primera de ellas frecuentábamos el Café Zapata, en la casa okupa, en Warschauer Strasse cualquiera de los numerosos bares de la zona. Y casualmente en los sitios hay una pizzería donde puedes comer por 3€, que por supuesto también íbamos bastante.

A la segunda semana empezaron las fiestas Erasmus. En un barco, barbacoa incluida, en la planta baja de un hostal, en alguna discoteca…fuera donde fuera el ambiente era muy bueno y siempre íbamos conociendo más gente, incluidos españoles, por supuesto, que somos como una plaga. Además estuvimos en un par de fiestas de residencias, que también había muy buen ambiente con tanto estudiante.

Pero no todo eran fiestas erasmus, también hay discotecas corrientes: Soda, Matrix, Lido…poco a poco nos íbamos sabiendo mover.

Otra opción era ir a casa de alguien. Bien en plan tranquilo, de cena y algunas cervezas o bien otros sitios que eran realmente una fiesta con mucha gente. Excesivo, pero la opción más económica.

Sea lo que sea siempre acabábamos encontrando un plan cuando lo buscamos, Berlín es una ciudad con un catalogo lo suficientemente amplio como para aburrirse, así que hay que aprovecharlo.

Tras años de espera…Oktoberfest

Llevo años queriendo organizar un viaje a Munich a lo que en España se conoce como feria de la cerveza, 3 años posiblemente. Pero finalmente entre una cosa y otra, los precios principalmente, el plan se caía. Pero este año era la oportunidad de oro. Estaba mas cerca que nunca.Ya desde le verano estuve intentando, sin conseguirlo, mantener contacto con gente que quisiera ir. Fue ya cuando llegue a Berlín cuando empecé a plantearlo a la gente seriamente. 14 personas nos juntamos, aunque 3 se rajaron finalmente, alquilamos furgoneta y coche y…there we go!!!!

Es un gustazo conducir por las autobahn. Primero decir que lo de no haber limites de velocidad es un mito. Es por tramos, y dependiendo de las legislación local de cada sitio. Pero aun así, había tramos libres, adelantamientos realmente visto y no visto. Podíamos ir nosotros a 160 que igualmente nos iban a adelantar, quizás a ¿200km/h? Y aun así no existe peligro extra, la gente conduce muy bien. Aquí normalmente la gente te facilita los adelantamientos echándose al carril de la derecha para que tu puedas seguir por el carril central, sin pasarte a la izquierda, que parece estar reservado para muy altas velocidades. Algo realmente inimaginable en España, donde parece que el carril de la derecha da calambre y todo el mundo va por la izquierda. Y el firme de la carretera igualmente en perfectas condiciones de mantenimiento, nada de baches y demás, incluso de noche y lloviendo podías ir a cierta velocidad que en España cualquier persona se lo pensaría. Lo dicho, un gustazo.

El caso es que tras casi 6 horas de viaje llegamos a Munich, o München, si hablamos con propiedad. La llegada a tierras bávaras fue un tanto confusa. El plan era dormir en los coches, pero había que aparcarlos en algún sitio, claro. Tras varios intentos fallidos terminamos donde empezamos, en una calle tranquila junto a un “parque” delante de casa de la amiga de Luis, que él sí tuvo la suerte de dormir como las personas. Ente una cosa y otra empezamos a hacer turismo a las 8 de la tarde, de noche ya. Aun así, München me encantó. Si no fuera porque tengo otros muchos sitios por ver no me importaría repetir. Después de cenar, una cerveza y a dormir, o a intentarlo, que mañana toca madrugar.

Domingo 4 de octubre, clausura de la oktoberfest 2009, a las 7 y pico de la mañana allí estábamos haciendo cola para entrar en una carpa. Si no haces eso corres el riesgo de quedarte sin sitio, y como no estés sentado no te sirven nada. Como preferíamos evitar ese riesgo pues a las 8, apertura de puertas, allí estábamos sentados, y a las 9.05 la primera cerveza. Oh mein gott!!!
Pronto la gente empieza a animarse, las demostraciones cerveciles de beberse una jarra de golpe (1 litro) se sucedían, mientras toda la carpa animaba a cada protagonista. A las 11 se estrena la banda de música, el ambiente ya se desborda. Gente cantando y bailando en los bancos. Ein Prosit!!!

Lo que no cambia son las jarras de cervezas que van y vienen por todos los pasillos, gente que conoce a otra gente, de cualquier rincón del mundo. Salgo a la calle a comer algo y el ambiente es el mismo, todo lleno de gente, un sol de justicia, puestecillos de comida, tómbolas… como cualquier tarde de Feria de Sevilla.

De vuelta al interior el ambiente continúa y la gente empieza a desvariar cada vez más. Y lo que queda hasta las 11 de la noche, hora de cierre. Pero el cansancio hace estragos y a las 9.30 emprendo la retirada. Más de 12 horas allí metido después de haber dormido poco y mal. Y mañana queda la vuelta a Berlín.

Como el sábado tuvimos poco tiempo de hacer turismo el lunes por la mañana quisimos exprimir el fin de semana y volvimos a ver el centro de día. Con toque de reloj en el Ayuntamiento incluido.

Después de comer de maravilla en casa los amigos de Luis, emprendemos viaje de vuelta a Berlín, donde costó llegar a dejar el coche porque el GPS no reconoce las obras en las calles. Sí, siguen sin gustarme los GPS, aunque reconozco que para sitios totalmente desconocidos es un aparatejo útil).

Viaje sin duda que mereció la pena tras los intentos fallidos, aunque me quedé con más ganas de München y sobre todo con mas ganas de Oktoberfest, pero claro, a ver que bolsillo aguanta varios días de celebración. Volveré.

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