Visita improvisada

Durante este mes las visitas se han sucedido en Berlín. Lógico. Finalizar la época de exámenes en España es una buena oportunidad para viajar, al igual que yo he hecho en otras ocasiones. Y siendo Berlín el destino elegido, han acertado de pleno con las fechas, librándose del duro invierno y viendo la ciudad resurgir entre rayos de sol.

Por ahora era yo el que se había llevado la palma en cuanto a visitas, al menos si tenemos en cuenta el número de personas simultáneamente, pero desde la visita de final de febrero, de momento no esperaba más gente. Realmente sabía que Juan pasaba por Berlín durante su interrail por Alemania, con amigos de Milán y el resto de Italia, pero su llegada se adelantó. Rodeado por algo de confusión con el Juan de Berlín, recibo un SMS pidiendo alojamiento para dos personas, me extrañó y pensé que no era urgente, así no le di mayor importancia. Hasta que el Juan de Milán, o de Sevilla, me llama algo agobiado explicándome la situación: una amiga y él tenían problemas con el billete de tren y no les quedaba más remedio que adelantar un día su llegada a Berlín, y venían sin alojamiento.

Me dirigí a la Hauptbahnhof a recogerlos, con la hora de llegada también adelantada. Casi ni lo reconozco, hacia mucho tiempo que no lo veía, pero lo encontré y nos dirigimos a mi casa, donde él y Cristina pasaron la noche. Allí nos estuvimos contando su vida en Italia, yo la mía en Berlín, y sus peripecias por Alemania.

Madrugando, les di unas pequeñas pinceladas sobre Berlín y quedaron con el resto de amigos para ir de turismo, ya que yo tenía que estudiar, y volvimos a quedar por la tarde, ya con todo el grupo al completo, para cenar y tomar algo. Al día siguiente más de lo mismo, primero estudiar y después salir. Volví al Reichstag, y volvió a caer la noche, seguirá siendo una visita pendiente.

Posteriormente, tras la cena, los llevé a ver lo que, según, Juan, le había faltado por ver en Berlín: el lado alternativo de la ciudad, que tanta fama tiene. Una vez conocida la casa okupa de Tacheles, pudieron irse tranquilos. De hecho, solo una noche más, y el sábado partieron hacia su próximo destino: Hamburg.

Quedaba yo en Berlín, con 3 días más antes de mi examen, que finalmente no fueron lo suficientemente productivos. Llegué al examen, que lo hice en inglés, y me dieron la opción de comenzar a hablar de un tema en concreto que me hubiera preparado especialmente, por lo que elegí tratar sobre compresión de imágenes y video. Todo discurría bien hasta que empezó a preguntarme cosas mas concretas que se me salían de las manos. Tanto que al final no le convenció de forma global y no me aprobó, emplazándome a una nueva convocatoria para el segundo semestre, que espero que vaya bien, ya que al menos ahora ya se el tipo de examen para preparármelo más a conciencia.

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