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Ruta Carnavalera. Primera parte.

Las confusiones a la hora de comprar los billetes de avión no han sido los únicos problemas en la planificación de este viaje. El alojamiento, en principio, solo lo tenía garantizado en Mainz, cerca de Frankfurt, ya que Lucia, al ver mi plan de viaje en Facebook me ofreció su casa para pasar allí la noche y así poder vivir también el Rosenmontag, el día grande de otro de los carnavales más importantes de Alemania.

Pero lo primero era dormir en Köln. Por un lado Sandra y Belén, que iban con más amigos y se quedaban en casa de otra amiga de allí, por otro Olga y Lara, que solo hacían la noche del sábado y no les importaba pasar la noche en alguna estación y luego ir directamente al aeropuerto, y por último Xavi y Blanca, que también se habían apuntado y estaban los mismos días que yo.

En principio estuve buscando algún albergue barato para nosotros tres, aunque fuera en los alrededores de Köln, pero Blanca por su lado encontró algo de couchsurfing solo para Xavi y ella. Así que a sólo tres días del viaje me tuve que poner a buscarme algo para mí. Unos 90 mensajes envié, con solo la mitad de respuestas, de todas ellas, quizás tuviera noche solo para el viernes. Finalmente conseguí alojamiento para ese día, y además, el mismo miércoles por la noche, solo horas antes de coger el avión, hablé con otro chico para quedarme en su casa el jueves.

Pues allá vamos. A la llegada a Weeze, el aeropuerto de Ryanair en Dusseldorf, Sandra, Belén y compañía deciden alquilar un coche para pasar el día en Dusseldorf y recoger a otra amiga que llegaba por la noche, y como había una plaza libre aproveché y me quedé con ellos.

Llegamos al centro a eso de las 11 de la mañana. Todo era una manada de gente borracha celebrando desde las primeras horas del día. Bares y restaurantes convertidos en autenticas discotecas y con considerables colas para entrar. Por lo demás, mucho frío en una ciudad bonita, aunque realmente al mediodía ya no sabíamos a donde ir, ya que la visita fue un poco improvisada y no teníamos demasiada información turística. Así que decidimos irnos ya a Köln y que la amiga que llegaba por la noche cogiera un bus.

Ambas ciudades están bastante cerca, apenas media hora en coche. Me dejaron en el piso donde me estrenaría como couchsurfer. Christian y su novia, ambos ecuatorianos y muy simpáticos vivían allí. Estuve un rato charlando con ellos, contándonos un poco nuestra vida, me enseñaron “mi” habitación, me dieron la llave del piso y me ofrecieron todo lo necesario. Increíble la hospitalidad que tienen por estos lares.

Tras la breve charla y una mínima orientación sobre que ver y hacer en Köln, quede con Xavi y Blanca, disfraz en mano, o mejor dicho, disfraz en culo, mientras el resto iba en busca de su alojamiento. Estaban con Anni, amiga de Esther, una amiga nuestra de Berlín. Anni estaba de Erasmus allí. Pasamos lo que quedaba de tarde haciendo un poco de turismo por el centro y viendo el ambiente, igual o peor incluso que en Dusseldorf, ya que con el paso de las horas el estado eufórico de la gente iba en aumento. Por la noche, tras comerme uno de los peores kebaps desde que estoy en Alemania, salimos de fiesta todos, aunque Anni se fue a recoger a una amiga que llegaba de Inglaterra. Poco más aguantamos allí tras el cansancio acumulado.

Al día siguiente quedamos con Anni y Penélope, su amiga que de Erasmus en Southampton y vino la noche anterior también de carnaval. Increíble la catedral. Tras una interminable calle llena de tiendas y acompañados por mujeres consumistas, nos metimos a comer antes de seguir paseando. Al salir, apareció la nieve, volvió el invierno que pensábamos haber dejado en Berlín.

De vuelta al centro, ya por la tarde, mientras Xavi y Blanca habían quedado para cenar con su “anfitrión”, yo fui en busca de mi segundo alojamiento. Deepak, un chaval indú, me esperaba en la estación para ir a su casa, cerca de allí y, casualmente, casi en frente de donde se quedaban los otros. Deepak también muy simpático, incluso me estuvo enseñando sus apuntes de lo poco que había estudiado de español. Posteriormente me pidió disculpas porque solo tenía una copia de las llaves. Oh dios mío, pedir disculpas por no darme las llaves de su casa. El método para volver a casa fue dejarla en una maceta del patio interior, el primero que llegue la cogería y el otro llamaría por teléfono al llegar.

Este chico esperaba un poco más de conversación y trato personal, pero yo había quedado con Anni y Penélope para cenar en su casa y posteriormente de fiesta. Xavi se unió a nosotros el resto de la noche, pero Blanca se apalancó y se quedó en casa. Fue una noche bastante divertida. Mención especial para Penélope, desconocedora del “Pfand” y de vivir de él. Y como guinda al pastel, recibo un mensaje de Marina. Al día siguiente llegan desde Berlín diez más desde Berlín, que sobre la marcha han decidido pegarse 9 horas de viaje para una noche de carnaval comprando dos Shoneswochenendetickets.

Pero el sábado, tras haber visto la ciudad, esperemos a que Lara y Olga llegaran, que ellas venían por la mañana en avión, y fuimos a Bonn, capital de la antigua RFA, a menos de una hora en S-bahn. Un bonito casco histórico, aunque tampoco nada del otro mundo. De vuelta a Köln quedamos ya con el resto de berlineses para salir de fiesta, aunque hubo unos cuantos que se perdieron y la noche fue un tanto difusa, pero para los que permanecimos fue genial.

Para dormir ese último día, Anni nos ofreció un colchón hinchable en su casa para Olga, Lara y yo, así que finalmente pudimos quedarnos allí, aunque para mi solo fueron unas pocas horas, el domingo a primera hora cogí un tren a Frankfurt para proseguir mi ruta.