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Un mes que da para mucho

Tras un mes de vacaciones en Sevilla, toca volver a mi otra casa, Berlín. Ha sido un mes muy completo, aunque no del todo, faltó algo en lo que ya estaba pensando desde antes de venir…el buen tiempo. Por el resto, muy bien, muchos reencuentros con amigos, familiares y con la que, a pesar de estar encantado en Berlín, nunca podrá dejar de ser mi ciudad.Llegamos al aeropuerto de Málaga en los últimos coletazos del puente de diciembre. Al salir a la calle pues encantado con el tiempo, temperatura, sol…pero fue llegar a la carretera y, hasta el día de hoy, no he visto el sol dos días seguidos, que se dice pronto. La llegada a Sevilla no tuvo desperdicio, buena comida y Cruzcampo fresquita, que por mucha cerveza que haya en Alemania siempre se echa de menos, la cabra tira al monte. No hubo mucho más el primer día, deshacer la maleta y repasar un poco que al día siguiente había examen.

Además de este examen, me quedaba otro la semana siguiente, así que volvieron los días de estudio en Reina Mercedes, con los consiguientes reencuentros con amigos y compañeros, aunque la verdad, hubiera preferido reencontrarlos en otros sitios. Tras las tardes de estudio también volvió el gimnasio o las típicas cervezas en el Cancún o El Patio. Los resultados, un sobresaliente y un suspenso, me doy por satisfecho.

Una vez entrada la Navidad, como no podía ser de otra forma, las comidas familiares no tuvieron desperdicio ni mesura, desde el primer día al último, en mi casa, en casa de otros, en la calle. Cualquier lugar y excusa es perfecto. Especialmente destacable el lote de gambas y langostinos que me he dado en estos días, había que aprovechar las cosas que no hay en Alemania.

Y es que la gastronomía merece un caso aparte. Aunque yo me haya defendido bastante bien en la cocina, las comidas de casa siempre se echan de menos, pero no solo eso, también necesitaba unas tapitas en El Adobito, una rosca o campero del Patio, un arroz de Las Columnas, así como otras cosas típicas sevillanas, como un paseo por el centro o unas cervezas en El Salvador. Incluso hubo una novedad, la visita a las instalaciones de Metro de Sevilla con la Asociación Sevillasemueve y Anden 1, de Madrid, que habían venido de visita. Y bien contentos que se fueron tras almorzar en Los Coloniales, otro de los lugares a los que estaba deseando volver.

El ambiente nocturno tampoco faltó, en parte gracias a Carlos, que también andaba por Sevilla de vacaciones. Poco habían cambiado los planes, seguimos anclados en lo mismo: Patio, Bestiario, autobotellón y poco más. Vamos, sin moverse mucho de la zona de Viapol, algo que me sacaba de quicio acostumbrado a ir de punta a punta de Berlín día sí día también. Como si no hubiera sitios en Sevilla…

Antes de partir quedaban algunos cabos por atar, como un examen a distancia que haré dentro de dos semanas en Berlín. Mi profesor de Sevilla manda el enunciado del examen por fax a mi coordinador de Berlín para hacerlo a la vez que mis compañeros en Sevilla, posteriormente se devuelve el examen por fax y el original por correo ordinario. El otro asunto era el proyecto fin de carrera. Tras un desayuno con Cristina, toda una mañana en despachos de profesores planteándoles posibilidades para tomar una posterior decisión.

Tras desayunos, almuerzos, cenas, días, noches, lluvias…toca volver, que ahora también se va echando en falta.

Hasta pronto, Sevilla.