Hora de estudiar

Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.

Deja un comentario

css.php