Ser berlinés en invierno


Un mes fuera de Berlín se nota bastante, pero ha calado hondo y es difícil de olvidar. Es hora de volver a ser amo de casa, de escuchar otro idioma a todas horas, moverse en metro a todas partes…y también es hora de aprender cosas nuevas, principalmente a sobrevivir en el invierno berlinés.

Y parece duro. Siempre nublado, mucho frío, nieva esporádicamente, anochece temprano, la gente hace menos vida en la calle, hay que caminar sobre hielo…pero de momento no me ha ido mal. Extrañamente, siendo del sur de España, de Sevilla, esa calurosa ciudad que ha sufrido hasta mi coordinador berlinés, me estoy adaptando bastante bien, y la gente se sorprende.

Ya hemos bajado de -10º y aun así sigo saliendo a la calle, hay gente que le da pereza. Una de las cosas necesarias para salir a la calle, además de abrigarse, obviamente, es aprender a andar sobre nieve y hielo. Para empezar, recomendable un calzado que no cale, porque como metas el pie en la nieve puedes acabar mal. Hay que evitar pasar por zonas lisas, buscar zonas con piedrecitas, que las ponen en la nieve para evitar caídas. Y cuidado con la nieve sobre placas de hielo, son una trampa, no ves el hielo y puedes acabar en el suelo antes de que te de tiempo siquiera a pensarlo. Muchos inconvenientes que más pronto que tarde acabaron por dejar de ser un problema. También ayuda el hecho de que todo esta muy bien acondicionado, para mi gusto a veces más de lo necesario. No soporto la calefacción en los asientos del S-Bahn. Al entrar al tren se agradece la temperatura, pero cuando llevas sentado un rato llega a ser odioso.

Las horas de luz también es un problema. Eso de acabar de comer y que anochezca no es normal. Hay veces que voy a clase y ya es de noche, o pensar a las 8 de la tarde que ya es de noche cerrada y pensar en ir volviendo para casa. Incluso si un fin de semana sales y te acuestas tarde, cuando te levantes es posible que ya vuelva a ser de noche. Y si eso lo mezclamos con que estamos batiendo récord en días sin salir el sol en Berlín pues ya tenemos todos los ingredientes. Y pensar que mi segunda opción para irme de Erasmus era Tampere, unos 100km al norte de Helsinki…

En fin, que demasiado bien creo que estoy llevando el invierno, no se si todo será así o nos tendrá preparada alguna nueva sorpresa…

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