Quien crea que encontrar piso es la tarea mas pesada por la que hay que pasar, obviando el idioma, esta muy equivocado. Luego viene el papeleo.
Hay que empezar por ir a la oficina del Ayuntamiento en tu zona para registrar tu domicilio en Berlín. En mi caso no fue demasiado complicado, la de mi distrito esta a 3 minutos andando de mi casa, y aunque quien me atendió no hablaba inglés, me dieron una plantilla traduciendo todo el formulario al ingles. Sencillo. Ya soy oficialmente berlinés.
Posteriormente al banco, el elegido fue Berliner Sparkasse. Ya por fin podría hacerme una transferencia desde España y sacar dinero sin comisión, que poco a poco…se acaba pagando un pico. Una semana después ya tenía el dinero, y días más tarde me llegó la tarjeta. Una preocupación menos.
Siguiente paso: la universidad, toca hacer la matricula. Me citan en día y hora concretos en la oficina internacional, con toda la pila de papeles necesarios, el dinero del semesterticket (abono semestral de transporte público) y poco más. Y cuando esta todo correcto…vuelves a la caja a que te den una ayuda de la universidad para estudiantes extranjeros. Para eso me podrían cobrar menos desde el principio y me ahorran un paseo. Estos alemanes están perdiendo el mito de la productividad…
Cuando empiecen las clases ordinarias retomaremos la actividad, la elección de asignaturas promete ser angustiosa. Pero de momento todo acabado, ahora toca acostumbrarse a vivir aquí y no parecer un turista más que se mueve por la ciudad a palos de ciego.
Aparte de la burocracia, hay dos cosas esenciales que aprender para sobrevivir: el transporte público y la comida.
El primero de ellos no me causó mayores problemas, por mucho es sabido que me encantan los Metros y que disfruto aprendiendo el funcionamiento, así que Berlín es el lugar adecuado. Es la primera vez que paso un largo tiempo en una ciudad con este sistema de transporte y hay que aprovechar. Si a esto le añadimos que habitualmente me oriento bastante bien y tengo memoria para recordar como ir a los sitios pues el resultado es que en 3 semanas salía de casa sin ningún mapa, ni de metro ni de la ciudad.
Luego esta la comida. Me encanta comer, obviamente, pero nunca me he dedicado de lleno a la cocina ni hacer compras más allá de alguna cosa concreta que me hiciera falta para cocinar algo no demasiado elaborado. Sin embargo es algo que pensaba hacer desde que surgió lo de pasar una temporada fuera de casa: cocinar. Y lo cierto es que la cosa marcha bien, un poco de imaginación, un poco de variedad y otro poco de improvisación. Y a comer. Lecker lecker, que dirían por aquí. Pero ya le dedicare mas tiempo a hablar de esto…tal y como hay que hacer con un buen plato de comida.