Autor: manuelfr

  • Ruta Carnavalera. Primera parte.

    Ruta Carnavalera. Primera parte.

    Las confusiones a la hora de comprar los billetes de avión no han sido los únicos problemas en la planificación de este viaje. El alojamiento, en principio, solo lo tenía garantizado en Mainz, cerca de Frankfurt, ya que Lucia, al ver mi plan de viaje en Facebook me ofreció su casa para pasar allí la noche y así poder vivir también el Rosenmontag, el día grande de otro de los carnavales más importantes de Alemania.

    Pero lo primero era dormir en Köln. Por un lado Sandra y Belén, que iban con más amigos y se quedaban en casa de otra amiga de allí, por otro Olga y Lara, que solo hacían la noche del sábado y no les importaba pasar la noche en alguna estación y luego ir directamente al aeropuerto, y por último Xavi y Blanca, que también se habían apuntado y estaban los mismos días que yo.

    En principio estuve buscando algún albergue barato para nosotros tres, aunque fuera en los alrededores de Köln, pero Blanca por su lado encontró algo de couchsurfing solo para Xavi y ella. Así que a sólo tres días del viaje me tuve que poner a buscarme algo para mí. Unos 90 mensajes envié, con solo la mitad de respuestas, de todas ellas, quizás tuviera noche solo para el viernes. Finalmente conseguí alojamiento para ese día, y además, el mismo miércoles por la noche, solo horas antes de coger el avión, hablé con otro chico para quedarme en su casa el jueves.

    Pues allá vamos. A la llegada a Weeze, el aeropuerto de Ryanair en Dusseldorf, Sandra, Belén y compañía deciden alquilar un coche para pasar el día en Dusseldorf y recoger a otra amiga que llegaba por la noche, y como había una plaza libre aproveché y me quedé con ellos.

    Llegamos al centro a eso de las 11 de la mañana. Todo era una manada de gente borracha celebrando desde las primeras horas del día. Bares y restaurantes convertidos en autenticas discotecas y con considerables colas para entrar. Por lo demás, mucho frío en una ciudad bonita, aunque realmente al mediodía ya no sabíamos a donde ir, ya que la visita fue un poco improvisada y no teníamos demasiada información turística. Así que decidimos irnos ya a Köln y que la amiga que llegaba por la noche cogiera un bus.

    Ambas ciudades están bastante cerca, apenas media hora en coche. Me dejaron en el piso donde me estrenaría como couchsurfer. Christian y su novia, ambos ecuatorianos y muy simpáticos vivían allí. Estuve un rato charlando con ellos, contándonos un poco nuestra vida, me enseñaron “mi” habitación, me dieron la llave del piso y me ofrecieron todo lo necesario. Increíble la hospitalidad que tienen por estos lares.

    Tras la breve charla y una mínima orientación sobre que ver y hacer en Köln, quede con Xavi y Blanca, disfraz en mano, o mejor dicho, disfraz en culo, mientras el resto iba en busca de su alojamiento. Estaban con Anni, amiga de Esther, una amiga nuestra de Berlín. Anni estaba de Erasmus allí. Pasamos lo que quedaba de tarde haciendo un poco de turismo por el centro y viendo el ambiente, igual o peor incluso que en Dusseldorf, ya que con el paso de las horas el estado eufórico de la gente iba en aumento. Por la noche, tras comerme uno de los peores kebaps desde que estoy en Alemania, salimos de fiesta todos, aunque Anni se fue a recoger a una amiga que llegaba de Inglaterra. Poco más aguantamos allí tras el cansancio acumulado.

    Al día siguiente quedamos con Anni y Penélope, su amiga que de Erasmus en Southampton y vino la noche anterior también de carnaval. Increíble la catedral. Tras una interminable calle llena de tiendas y acompañados por mujeres consumistas, nos metimos a comer antes de seguir paseando. Al salir, apareció la nieve, volvió el invierno que pensábamos haber dejado en Berlín.

    De vuelta al centro, ya por la tarde, mientras Xavi y Blanca habían quedado para cenar con su “anfitrión”, yo fui en busca de mi segundo alojamiento. Deepak, un chaval indú, me esperaba en la estación para ir a su casa, cerca de allí y, casualmente, casi en frente de donde se quedaban los otros. Deepak también muy simpático, incluso me estuvo enseñando sus apuntes de lo poco que había estudiado de español. Posteriormente me pidió disculpas porque solo tenía una copia de las llaves. Oh dios mío, pedir disculpas por no darme las llaves de su casa. El método para volver a casa fue dejarla en una maceta del patio interior, el primero que llegue la cogería y el otro llamaría por teléfono al llegar.

    Este chico esperaba un poco más de conversación y trato personal, pero yo había quedado con Anni y Penélope para cenar en su casa y posteriormente de fiesta. Xavi se unió a nosotros el resto de la noche, pero Blanca se apalancó y se quedó en casa. Fue una noche bastante divertida. Mención especial para Penélope, desconocedora del “Pfand” y de vivir de él. Y como guinda al pastel, recibo un mensaje de Marina. Al día siguiente llegan desde Berlín diez más desde Berlín, que sobre la marcha han decidido pegarse 9 horas de viaje para una noche de carnaval comprando dos Shoneswochenendetickets.

    Pero el sábado, tras haber visto la ciudad, esperemos a que Lara y Olga llegaran, que ellas venían por la mañana en avión, y fuimos a Bonn, capital de la antigua RFA, a menos de una hora en S-bahn. Un bonito casco histórico, aunque tampoco nada del otro mundo. De vuelta a Köln quedamos ya con el resto de berlineses para salir de fiesta, aunque hubo unos cuantos que se perdieron y la noche fue un tanto difusa, pero para los que permanecimos fue genial.

    Para dormir ese último día, Anni nos ofreció un colchón hinchable en su casa para Olga, Lara y yo, así que finalmente pudimos quedarnos allí, aunque para mi solo fueron unas pocas horas, el domingo a primera hora cogí un tren a Frankfurt para proseguir mi ruta.

  • Fin de semestre

    Fin de semestre

    Esta semana el semestre toca su fin, aunque realmente no es semestre, apenas llega a 5 meses. Pero que rápido pasa el tiempo, menos mal que hasta julio todavía quedan casi medio año mas.
    El lunes ya acabó el curso de alemán, aunque estaba al filo de la navaja tanto por clases perdidas como por la nota, finalmente lo he aprobado, así que ahora se supone que tengo un nivel B1.1 de alemán. Mucha tela.
    Por otro lado están las asignaturas de mi carrera. En una de ellas, Middleware, perdí el derecho a examen porque no fuimos capaces de hacer unas prácticas y tener la puntuación para poder evaluarme. En las otras dos sí, pero los exámenes los tenemos a final de Marzo o principios de Abril. En Digitale Medien hicimos los ejercicios necesarios para lograr los 50 puntos, que era el mínimo necesario. Hice un par de diseños gráficos y una canción. Uno de ellos fue especialmente, cuanto menos, curioso. Lo titulé “La puerta del Giraldillo”, por razones obvias. Para Computer Graphik la práctica consistía en desarrollar alguna aplicación grafica usando OpenGL, elegimos un “juego” de navecitas, aunque realmente acabo siendo una nave moviéndose sobre un Sistema Solar y unas naves enemigas que se mueven hacia la nave principal. Aunque tampoco hicimos nada asombroso. Posteriormente se supone que teníamos que exponer nuestro trabajo en clase, pero el profesor nos dejo mandárselo por email, ya que no íbamos a poder asistir a la clase en cuestión.
    Y es que se avecina un mes frenético. Empieza mañana, el primer paso es la ruta carnavalera por el oeste de Alemania. Hace unos años, cuando Jorge pretendía haberse ido de Erasmus a Freiburg, ya me estuvo hablando de los carnavales y me propuse comprobarlo personalmente. La planificación empezó, allá por principios de enero, siendo un tanto accidentada. Sandra y Belén me dijeron que iban a ir, así que sin pensármelo más, incluso sin saber donde dormir ni el plan de viaje, me lancé a comprar los billetes, sobre todo viendo los precios.
    Pero no iba a ser tan sencillo, había comprado los billetes para irme del 11 al 16, pero me confundí, ellas se volvían el 15. Además viajar el día 15 era más caro, así que la solución que se me ocurrió fue que para estar yo solo allí un día, mejor conocer otra ciudad, así que me compre otro billete de vuelta para el mismo día 16 pero desde Frankfurt.
    Aún quedaba un contratiempo más. El 12 de febrero podría tener el examen de ASP1 si no aprobaba el parcial del 11 de Enero, así que por si acaso, me compre otro billete de ida para el 12 de febrero, después del hipotético examen. En total compré 4 billetes y gasté menos de 20€. Así da gusto viajar. El caso es que suspendí ese examen, pero no podía hacer el segundo porque ese día mi coordinador de Berlín estaría en Oslo en un congreso y no podía atenderme para realizarlo. Así que, con una asignatura segura para Septiembre, mañana me voy a los carnavales para comenzar un mes bastante ajetreado…veremos como va todo…
  • Mudanza sobre hielo

    Mudanza sobre hielo

    La búsqueda de piso prosiguió, unas 3 semanas, unas 15 citas. Cada cual con su historia: gente que no habla, gente que solo ríe, gente que bromea pretendiendo separar el piso en dos partes por una raya imaginaria (con mi consecuente réplica, pues cocina y baño caían en mi parte), gente con rayas de verdad (de cocaína encima de la mesa del salón mientras un italiano y yo veíamos el piso), gente mayor que se conoce los porcentajes de cada religión en Berlín y ofrece pelis en DVD para aprender idiomas… Pero en todos los casos la respuesta fue negativa o no hubo respuesta.

    Llegaba final de mes y la cosa se ponía fea, pero la última visita, mas bien la penúltima, si pareció productiva. Unos chicos colombianos en un piso muy céntrico, con habitación pequeña pero detrás de uno de mis bares preferidos. Tenía buenas sensaciones, así que comencé a preparar la hipotética mudanza. Pero en principio se quedó en hipotética. Hubo llamada con respuesta negativa. Tocaba preparar un plan B. En principio, la opción era pasar unos días en casa de David, también planteé casa de Diana, pero tenía demasiadas cosas que cargar como para hacer dos mudanzas, así que el mismo día 31 comenté con mi casero la posibilidad de permanecer en el piso unos días más.

    Sin embargo, el mismo día 31 por la tarde recibí una llamada de otra Diana, la colombiana: ¿te sigue interesando el piso? Con el equipaje a medio preparar, esa misma noche ya dejé algunas cosas en mi futuro piso, y al día siguiente, tras anunciárselo a Armin, solo horas después de decir que me quedaría más días en ese piso, acabe de transportar todas mis cosas.

    Pasé el lunes, día 1, toda la tarde empaquetando cosas, aguantando a Armin alias “el impertinente”, preguntando hasta 4 veces que a qué hora me mudaba. Finalmente, tras 2 viajes previos, Marcos y Laura me ayudaron con el viaje final. Hasta que no estuvieron ellos en casa y yo a punto de irme, el susodicho no entró a revisar mi habitación y devolverme la fianza, “good luck” me dijo. Hasta luego cocodrilo.

    La mudanza fue un poco pesada, hacerlo sobre hielo y nieve no es agradable, y menos todavía sabiendo que como guinda toca subir cinco y pisos y medio de escaleras, pero fue por una buena causa. En el piso viven Diana y Christian, ambos colombianos. Además, por el día, también suele estar por allí Mónica, hermana de Diana. La habitación, como dije, pequeña, pero con un poco de optimización de espacios fue suficiente. Solo me quedaba comprar una cama, ya que solo tenía un colchón. Pero eso en Berlín no es complicado, basta estar un poco pendiente del “ebay” de los muebles para conseguir una maravillosa cama de Ikea de segunda mano, prácticamente nueva, por tan solo 20€. El gran inconveniente es subir a un quito piso sin ascensor.

    Como consecuencia, unas ventanas sobre el tejado, en pendiente, a modo de buhardilla, sobre las que caía la lluvia y se acumulaba de nieve. Desde mi cama se ve llover, nevar, o el cielo despejado, y en verano supongo que podré incluso tomar el sol. Comienza la segunda etapa en Berlín.

  • Reencuentros y despedidas

    Reencuentros y despedidas

    Poco a poco, a lo largo de estas tres semanas, al igual que yo, todo el mundo ha ido llegando a Berlín. Unos antes, otros después, pero hay que volver a las clases. El periodo de vacaciones aquí no es igual que en España. Ni hay Reyes Magos ni cosas por el estilo. Aquí el día 4 de enero todo el mundo a clase, aunque realmente casi ningún Erasmus, al menos los españoles, estuvimos aquí para esa fecha, incluso hubo quien volvió a España de vacaciones una vez empezado el curso.En clase, en la mensa (comedor universitario), en la biblioteca, en alguna discoteca, en alguna fiesta…los reencuentros se sucedían, volvíamos a la vida normal. Realmente no tan normal, la Navidad fue un punto de inflexión a partir del cual algunos se han ido separando un poco. Ahora ya no nos movemos veinte españoles juntos a todas partes, lo cual en parte es bueno, ya que tanta gente llegaba a agobiar. La parte negativa es que los demás guiris también han cambiado un poco la rutina, buscando grupos un poco mas heterogéneos en cuanto a nacionalidad se refiere. Normal, tantos españoles juntos a veces nos pasábamos hablando demasiado español. Algunos, como Ash, incluso empezaron a entender algo.

    Otro reencuentro, aunque no tan deseado, ha sido el del dueño de mi piso, que ya volvió de sus vacaciones. En la ciertamente desesperante búsqueda de piso incluso he llegado a plantearme quedarme viviendo con él resto del año, pero no, me niego. Con su vuelta también ha traído sus rarezas. Situaciones absurdas como verme recogiendo el lavavajillas y decirme que uso muchos platos para comer, o que gasto mucho detergente, o idioteces por el estilo han hecho que ni se me pase por la cabeza quedarme aquí.

    Consecuentemente, mi hasta entonces compañero de piso, Fabian, se mudo el domingo. Tuvo suerte. Tras un tiempo buscando sin éxito, finalmente encontró piso justo el día que debía dejar el otro. Además de Fabian, también hubo despedida de mi casa. Algunos estuvimos allí cenando y tomando algo. Curiosamente, cuando íbamos a salir llegó Fabian y se vino de fiesta con nosotros. Y menuda sorpresa me tenía preparada: se puso a hablar español con mis amigos!!! 4 meses viviendo con él y lo único que me había dicho es que estuvo un tiempo en Chile, no que hubiera estado estudiando español!

    Pero más significativo fue lo de Lorena, cuya estancia solo era por un semestre. Tras unos meses saliendo poco, se divirtió tanto este fin de semana que no podía dejar de arrepentirse por no haber intentado prolongar su estancia. El sábado fue su despedida “oficial”, día en que tocamos la mínima de temperatura: -17º. Era incomodo, pero yo seguía llevándolo relativamente bien, lo que no soporté fue comprar un kebap a las 5 de la mañana y que al salir a la calle se me quedara frío. En ese momento si odié el invierno con todas mis fuerzas.

    El martes, la noche antes de que Lorena cogiera el avión de vuelta a Zaragoza, algunos fuimos a cenar con ella a un delicioso restaurante italiano donde nos llevo en coche su compañera de piso, Saskia. Mal día para coger el coche. El invierno se manifestaba plenamente. La mayor nevada que he visto hasta entonces junto a un fuerte viento desataron un temporal digno de película. Pero había que acompañar a Lorena.

    Tras la cena, una cerveza más, y allí se quedaron en su casa, esperando, irremediablemente, las pocas horas que a Lorena le quedaban en Berlín. Hasta pronto mañica.

  • Buscando casa. Segunda parte.

    Buscando casa. Segunda parte.

    Como ya comenté, buscar piso en Berlín no es algo divertido. Bueno, una vez lo has encontrado las anécdotas parecen divertidas, pero es algo que cansa bastante. Pues bien, aun así, me he puesto a buscar piso de nuevo.

    Hasta ahora he estado viviendo muy bien, en un sitio céntrico, a un precio asequible, con un chaval joven, simpático (aunque alemán, con todo lo que eso supone en cuanto a relaciones sociales…) y que hemos llevado el piso bastante bien. Mi contrato, en principio, es hasta el 1 de abril, aunque por lo visto los planes del dueño del piso han cambiado y finalmente podría quedarme hasta septiembre.

    Pero claro, pensar en lo bien que he estado hasta ahora y compararlo con que la semana que viene se va Fabian y vuelve el dueño del piso, ese hombrecillo de unos 40 y tantos años, tras sus extrañas vacaciones de 4 meses en Lagos y Tailandia, y sus rarezas en casa pues…no veo yo claro lo de quedarme aquí hasta final de curso. Se acaba lo de ir andando a Alexanderplatz, mirar la fernsehturm desde la ventana de la escalera o del Berlín oriental desde mi habitación, en un undécimo piso y tantas otras cosas buenas que tengo ahora, pero, ¿qué será lo nuevo que me encuentre?

    Antes de volver a Berlín ya estuve buscando nuevo piso, sin resultado, como era previsible. Una vez aquí ya he conseguido citas para ver varias habitaciones, algunas más cerca, otras más lejos, más baratas, más caras, más grandes más chicas…hay de todo. Solo había una que me gustó especialmente, aunque la combinación de transporte a mi campus no era muy buena, para ir al centro y al Sprachenzentrum sí que lo era. Y además bastante amplia y barata, y muy simpático el chaval. Pero bueno, de nada sirve todo esto porque la respuesta fue negativa.

    Al menos esta última semana ya he podido dedicarme completamente a este tema, ya que la anterior también tuve que compaginarlo con tiempo de estudio, pues hice el examen a distancia que tenía pendiente de Sevilla. Esperaremos el resultado.

    Ahora solo queda seguir buscando tratando de encontrar algo esta última semana de mes. De lo contrario, tengo la opción de mudarme a casa de David por un tiempo, ya que su compañera de piso se ha ido y ahora vive él solo hasta final de febrero. La pega no es solo la incomodidad de hacer dos mudanzas, además es que uno de los “dormitorios” es el salón, donde nos quedamos resguardados del frío algunos días que no salimos. En definitiva, una solución a la que espero no tener que llegar.

  • Ser berlinés en invierno

    Ser berlinés en invierno


    Un mes fuera de Berlín se nota bastante, pero ha calado hondo y es difícil de olvidar. Es hora de volver a ser amo de casa, de escuchar otro idioma a todas horas, moverse en metro a todas partes…y también es hora de aprender cosas nuevas, principalmente a sobrevivir en el invierno berlinés.

    Y parece duro. Siempre nublado, mucho frío, nieva esporádicamente, anochece temprano, la gente hace menos vida en la calle, hay que caminar sobre hielo…pero de momento no me ha ido mal. Extrañamente, siendo del sur de España, de Sevilla, esa calurosa ciudad que ha sufrido hasta mi coordinador berlinés, me estoy adaptando bastante bien, y la gente se sorprende.

    Ya hemos bajado de -10º y aun así sigo saliendo a la calle, hay gente que le da pereza. Una de las cosas necesarias para salir a la calle, además de abrigarse, obviamente, es aprender a andar sobre nieve y hielo. Para empezar, recomendable un calzado que no cale, porque como metas el pie en la nieve puedes acabar mal. Hay que evitar pasar por zonas lisas, buscar zonas con piedrecitas, que las ponen en la nieve para evitar caídas. Y cuidado con la nieve sobre placas de hielo, son una trampa, no ves el hielo y puedes acabar en el suelo antes de que te de tiempo siquiera a pensarlo. Muchos inconvenientes que más pronto que tarde acabaron por dejar de ser un problema. También ayuda el hecho de que todo esta muy bien acondicionado, para mi gusto a veces más de lo necesario. No soporto la calefacción en los asientos del S-Bahn. Al entrar al tren se agradece la temperatura, pero cuando llevas sentado un rato llega a ser odioso.

    Las horas de luz también es un problema. Eso de acabar de comer y que anochezca no es normal. Hay veces que voy a clase y ya es de noche, o pensar a las 8 de la tarde que ya es de noche cerrada y pensar en ir volviendo para casa. Incluso si un fin de semana sales y te acuestas tarde, cuando te levantes es posible que ya vuelva a ser de noche. Y si eso lo mezclamos con que estamos batiendo récord en días sin salir el sol en Berlín pues ya tenemos todos los ingredientes. Y pensar que mi segunda opción para irme de Erasmus era Tampere, unos 100km al norte de Helsinki…

    En fin, que demasiado bien creo que estoy llevando el invierno, no se si todo será así o nos tendrá preparada alguna nueva sorpresa…

  • Bienvenido a Groenlandia

    Bienvenido a Groenlandia

    Obviamente no, no he ido a Groenlandia, pero no debe ser muy distinto a lo que encontré al aterrizar en Berlín. Después de ir en AVE hasta Madrid, coger allí un vuelo a Palma y luego otro con casi una hora de retraso, donde por cierto debí perder mi móvil alemán, y tras un curioso espectáculo por mi sobrepeso tanto en equipaje facturado como el de mano, por fin llegué.

    Aquello no parecía una pista de aterrizaje, era más bien una pista de patinaje. Calculo que en los márgenes de la pista se acumulaba mas de medio metro de nieve. Al echar el pie a tierra el panorama no era mucho mejor, apenas dar dos pasos y las ruedas de la maleta ya estaban cubiertas de hielo, lastima que no llevaba las cadenas a mano para ponérselas. Pero el verdadero suplicio llegó al salir a la calle y, literalmente, arrastrar la maleta por hasta 30cm de nieve virgen, y con mis más de 40kg en equipaje no era demasiado cómodo. Parecía una maquina quitanieves, a veces tenía que levantar la maleta porque delante llegaba a acumular tal cantidad de nieve que se clavaba y no podía seguir tirando.

    Al día siguiente salí de casa a dar una vuelta de reconocimiento, y a comprar comida, claro. Increíble. Había estado en varios sitios con gran cantidad de nieve, pero nunca en una ciudad, algo totalmente nuevo con lo que debía acostumbrarme a convivir. La temperatura es caso aparte. De momento hemos rondado los -5º y por ahora lo llevo bien, pero todo apunta que llegaremos a mucho menos, veremos que pasa.

    Hay otras tareas pendientes con la vuelta a Berlín. La mas inmediata el examen de ASP1, que lo hago a distancia, mismo método que lo que pretendí con ASP2 en septiembre, aunque en este caso sí le he podido dedicar tiempo y espero poder seguir haciéndolo hasta la semana que viene y que sea suficiente. Además, en breve termina el curso de alemán, cuya evaluación llevo al límite del aprobado y he faltado el número máximo de veces que podía hacerlo.

    La segunda tarea es buscar piso, ya que a final de mes me mudaré. El dueño de mi piso vuelve de sus cuatro meses de vacaciones y tras vivir todo este tiempo con Fabian la verdad que no me apetece aguantar durante seis meses a este extraño hombre de cuarenta y pico años con todas sus manías. Habrá que medir el tiempo, a ver lo que da de si.

  • Un mes que da para mucho

    Un mes que da para mucho

    Tras un mes de vacaciones en Sevilla, toca volver a mi otra casa, Berlín. Ha sido un mes muy completo, aunque no del todo, faltó algo en lo que ya estaba pensando desde antes de venir…el buen tiempo. Por el resto, muy bien, muchos reencuentros con amigos, familiares y con la que, a pesar de estar encantado en Berlín, nunca podrá dejar de ser mi ciudad.Llegamos al aeropuerto de Málaga en los últimos coletazos del puente de diciembre. Al salir a la calle pues encantado con el tiempo, temperatura, sol…pero fue llegar a la carretera y, hasta el día de hoy, no he visto el sol dos días seguidos, que se dice pronto. La llegada a Sevilla no tuvo desperdicio, buena comida y Cruzcampo fresquita, que por mucha cerveza que haya en Alemania siempre se echa de menos, la cabra tira al monte. No hubo mucho más el primer día, deshacer la maleta y repasar un poco que al día siguiente había examen.

    Además de este examen, me quedaba otro la semana siguiente, así que volvieron los días de estudio en Reina Mercedes, con los consiguientes reencuentros con amigos y compañeros, aunque la verdad, hubiera preferido reencontrarlos en otros sitios. Tras las tardes de estudio también volvió el gimnasio o las típicas cervezas en el Cancún o El Patio. Los resultados, un sobresaliente y un suspenso, me doy por satisfecho.

    Una vez entrada la Navidad, como no podía ser de otra forma, las comidas familiares no tuvieron desperdicio ni mesura, desde el primer día al último, en mi casa, en casa de otros, en la calle. Cualquier lugar y excusa es perfecto. Especialmente destacable el lote de gambas y langostinos que me he dado en estos días, había que aprovechar las cosas que no hay en Alemania.

    Y es que la gastronomía merece un caso aparte. Aunque yo me haya defendido bastante bien en la cocina, las comidas de casa siempre se echan de menos, pero no solo eso, también necesitaba unas tapitas en El Adobito, una rosca o campero del Patio, un arroz de Las Columnas, así como otras cosas típicas sevillanas, como un paseo por el centro o unas cervezas en El Salvador. Incluso hubo una novedad, la visita a las instalaciones de Metro de Sevilla con la Asociación Sevillasemueve y Anden 1, de Madrid, que habían venido de visita. Y bien contentos que se fueron tras almorzar en Los Coloniales, otro de los lugares a los que estaba deseando volver.

    El ambiente nocturno tampoco faltó, en parte gracias a Carlos, que también andaba por Sevilla de vacaciones. Poco habían cambiado los planes, seguimos anclados en lo mismo: Patio, Bestiario, autobotellón y poco más. Vamos, sin moverse mucho de la zona de Viapol, algo que me sacaba de quicio acostumbrado a ir de punta a punta de Berlín día sí día también. Como si no hubiera sitios en Sevilla…

    Antes de partir quedaban algunos cabos por atar, como un examen a distancia que haré dentro de dos semanas en Berlín. Mi profesor de Sevilla manda el enunciado del examen por fax a mi coordinador de Berlín para hacerlo a la vez que mis compañeros en Sevilla, posteriormente se devuelve el examen por fax y el original por correo ordinario. El otro asunto era el proyecto fin de carrera. Tras un desayuno con Cristina, toda una mañana en despachos de profesores planteándoles posibilidades para tomar una posterior decisión.

    Tras desayunos, almuerzos, cenas, días, noches, lluvias…toca volver, que ahora también se va echando en falta.

    Hasta pronto, Sevilla.

  • Primera visita y vuelta a Sevilla

    Primera visita y vuelta a Sevilla

    Durante estos días he tenido mi primera visita, mis padres han venido a pasar el puente en Berlín. El sábado por la noche llegaron, sin demasiado tiempo, buscar algo de cenar y a dormir.

    Fueron pocos días, solo dos, pero muy completos, eso sí, había que madrugar. Hubo tiempo para todo: pasear por la ciudad a pesar del mal tiempo, visitar museos, tomar unas cervezas, ir de compras…incluso para ir a clase, porque el lunes tenia clase de alemán.

    Algo muy típico por estas fechas son los mercados de navidad, sembrados por doquier, en cualquier plaza o acera suficientemente ancha. Hay de todo: tiendas de artículos navideños, cerveza, comidas y, sobre todo, Glühwein, un vino con especias que se sirve caliente, con un aroma que inunda todos los mercados.

    Ahora toca hacer la maleta, me vuelvo a Sevilla a hacer mis exámenes y de vacaciones de Navidad, pero antes toca deshacer la otra, ya que con mis padres me llegaron reservas de aceite, vinagre de vino de Jerez, café Catunambú, jamón y lomo. De vuelta para Sevilla, además de mi ropa, se va parte de mi colección de botellines de cerveza, colección que por supuesto estoy ampliando en Alemania.

    Hora de partir, y toca pensar, ¿un mes en Sevilla o un mes fuera de Berlín? Aquí, durante un mes, dejare 3 meses de gente y experiencias para no olvidar, un sitio al que incluso ya llamo “mi casa”. Pero Sevilla siempre es Sevilla, allí, durante un mes, espera mucha gente con las que reencontrarme, recordar momentos de meses pasados y vivir otros nuevos, y además, ahora que en Berlín comienzan a bajar las temperaturas, el bueno tiempo del sur no vendrá mal para reponer fuerzas.

    Como nota negativa, una de las experiencias que repetiré en Sevilla serán los días de biblioteca, puesto que además del examen de mañana, me queda toda una semana de estudio para el otro examen, esperemos que haya suerte.

    Allá voy, Sevilla. Bis bald, Berlín.

  • Hora de estudiar

    Hora de estudiar

    Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

    Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

    El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

    Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

    Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

    Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

    La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

    Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.