Tras años de espera…Oktoberfest

Llevo años queriendo organizar un viaje a Munich a lo que en España se conoce como feria de la cerveza, 3 años posiblemente. Pero finalmente entre una cosa y otra, los precios principalmente, el plan se caía. Pero este año era la oportunidad de oro. Estaba mas cerca que nunca.Ya desde le verano estuve intentando, sin conseguirlo, mantener contacto con gente que quisiera ir. Fue ya cuando llegue a Berlín cuando empecé a plantearlo a la gente seriamente. 14 personas nos juntamos, aunque 3 se rajaron finalmente, alquilamos furgoneta y coche y…there we go!!!!

Es un gustazo conducir por las autobahn. Primero decir que lo de no haber limites de velocidad es un mito. Es por tramos, y dependiendo de las legislación local de cada sitio. Pero aun así, había tramos libres, adelantamientos realmente visto y no visto. Podíamos ir nosotros a 160 que igualmente nos iban a adelantar, quizás a ¿200km/h? Y aun así no existe peligro extra, la gente conduce muy bien. Aquí normalmente la gente te facilita los adelantamientos echándose al carril de la derecha para que tu puedas seguir por el carril central, sin pasarte a la izquierda, que parece estar reservado para muy altas velocidades. Algo realmente inimaginable en España, donde parece que el carril de la derecha da calambre y todo el mundo va por la izquierda. Y el firme de la carretera igualmente en perfectas condiciones de mantenimiento, nada de baches y demás, incluso de noche y lloviendo podías ir a cierta velocidad que en España cualquier persona se lo pensaría. Lo dicho, un gustazo.

El caso es que tras casi 6 horas de viaje llegamos a Munich, o München, si hablamos con propiedad. La llegada a tierras bávaras fue un tanto confusa. El plan era dormir en los coches, pero había que aparcarlos en algún sitio, claro. Tras varios intentos fallidos terminamos donde empezamos, en una calle tranquila junto a un “parque” delante de casa de la amiga de Luis, que él sí tuvo la suerte de dormir como las personas. Ente una cosa y otra empezamos a hacer turismo a las 8 de la tarde, de noche ya. Aun así, München me encantó. Si no fuera porque tengo otros muchos sitios por ver no me importaría repetir. Después de cenar, una cerveza y a dormir, o a intentarlo, que mañana toca madrugar.

Domingo 4 de octubre, clausura de la oktoberfest 2009, a las 7 y pico de la mañana allí estábamos haciendo cola para entrar en una carpa. Si no haces eso corres el riesgo de quedarte sin sitio, y como no estés sentado no te sirven nada. Como preferíamos evitar ese riesgo pues a las 8, apertura de puertas, allí estábamos sentados, y a las 9.05 la primera cerveza. Oh mein gott!!!
Pronto la gente empieza a animarse, las demostraciones cerveciles de beberse una jarra de golpe (1 litro) se sucedían, mientras toda la carpa animaba a cada protagonista. A las 11 se estrena la banda de música, el ambiente ya se desborda. Gente cantando y bailando en los bancos. Ein Prosit!!!

Lo que no cambia son las jarras de cervezas que van y vienen por todos los pasillos, gente que conoce a otra gente, de cualquier rincón del mundo. Salgo a la calle a comer algo y el ambiente es el mismo, todo lleno de gente, un sol de justicia, puestecillos de comida, tómbolas… como cualquier tarde de Feria de Sevilla.

De vuelta al interior el ambiente continúa y la gente empieza a desvariar cada vez más. Y lo que queda hasta las 11 de la noche, hora de cierre. Pero el cansancio hace estragos y a las 9.30 emprendo la retirada. Más de 12 horas allí metido después de haber dormido poco y mal. Y mañana queda la vuelta a Berlín.

Como el sábado tuvimos poco tiempo de hacer turismo el lunes por la mañana quisimos exprimir el fin de semana y volvimos a ver el centro de día. Con toque de reloj en el Ayuntamiento incluido.

Después de comer de maravilla en casa los amigos de Luis, emprendemos viaje de vuelta a Berlín, donde costó llegar a dejar el coche porque el GPS no reconoce las obras en las calles. Sí, siguen sin gustarme los GPS, aunque reconozco que para sitios totalmente desconocidos es un aparatejo útil).

Viaje sin duda que mereció la pena tras los intentos fallidos, aunque me quedé con más ganas de München y sobre todo con mas ganas de Oktoberfest, pero claro, a ver que bolsillo aguanta varios días de celebración. Volveré.

Nuevos inquilinos

Apenas 11 días en mi nueva casa y se avecinan cambios. El dueño de mi piso de va de vacaciones, 4 meses nada más y nada menos. Inicialmente me dijo que iba a intentar buscar a alguien para que viviera aquí en ese tiempo, pero como no me comento nada definitivo pues yo pensando que tendría el piso solo esos 4 meses.

Pero esa posibilidad duró solo unas horas. El mismo día que él se fue, mientras me arreglaba para salir, oigo abrir la puerta de la calle y me quedo blanco. Salgo de mi habitación y se me presenta el nuevo inquilino y una amiga, de los cuales ni me enteré de los nombres por lo sorprendido que me había quedado. Y menos mal que los vi antes de irme. Llego a salir 5 minutos antes y me los hubiera encontrado al día siguiente al levantarme , y ya es que me da algo. Sin ir más lejos la amiga durmió en el salón. Nada más imaginarme llegar a casa creyendo que estoy solo y encontrarme a alguien en el sofá…

Al día siguiente todo bien, hablé con él, que iba a estar los 4 meses y resultó ser buena gente. Tampoco le gustaban las manías del dueño del piso, así que nos íbamos a entender bien para llevar la casa. Se llama Fabian, del sur de Alemania y trabajando en Berlín.

Pero toda sorpresa no acaba ahí. Unos días después vuelvo a casa y de nuevo alguien durmiendo en el salón, pensé que era la amiga del otro día y no le di mayor importancia. Al día siguiente vuelvo de clase y había una chica en casa, saludo creyendo que era la misma amiga, pero me responde “hola”. Sabrá algo de español y querrá ser simpática, pensé yo. Pero a los 5 minutos viene a la cocina y…”hola yo soy Ana”. Pues nada, nueva sorpresa.

Venía de Barcelona y estaba en casa por el Couchsourcing a través de Fabian, pero como yo no había coincidido con Fabian en los dos últimos días pues no sabía nada. Pero bueno, ningún problema. Allí estuve hablando con ella contándome la historia. Al día se integró muy bien, se vino por la noche con los Erasmus, que quería salir la última noche que le quedaba en Berlín.

Ya posteriormente Fabian me dijo que no me había podido avisar. Conclusión: si yo recibo alguna visita pues se podría quedar sin problemas. Además descubrí una cosa que me podría ser muy útil para próximas fechas: mi compañero de piso tiene saco de dormir!

Todo perfecto

Conociendo mi nueva ciudad

Después de un tiempo toca ir conociendo el lugar donde vives. Por ahora solo el primer fin de semana estuve de turismo, por la zona mas céntrica: Brandenburger Tor, Reichstag, Postdamer Platz…y poco más. Aunque con la cosa de buscar piso realmente acabas conociendo “media” ciudad. Lo de “media” es por decir algo.
Otra forma de conocer es yendo de compras, como por ejemplo al mercado de la fruta y la verdura de Kreuzberg los martes y viernes, donde también he comprado de la mejor carne que se ve por aquí. Suelo frecuentarlo bastante.IKEA es otro sitio donde también he ido alguna que otra vez, a los dos que hay, pero apenas me he comprado una estantería, perchas, y una taza para el desayuno, que las que hay en mi casa son muy pequeñas. Curioso.

Cuando he ido a casa de amigos también he conocido sitios nuevos, o cuando salgo por ahí a tomar algo o de fiesta…pero nada de esto es turismo propiamente dicho.

Un día decidimos hacer turismo de verdad, a Potsdam, una ciudad histórica al suroeste de Berlín, a 15 o 20 minutos en tren. El principal atractivo es el Parque de Sanssoucci, residencia mandada a construir por el rey Federico el Grande en 1744. Está presidida por el palacio del mismo nombre. A lo largo y ancho del enorme parque se respira la tranquilidad de la naturaleza, amenizada por la gran fuente central. También podemos encontrar el Nuevo Palacio, el Palacio de Orangerie o el de Charlottenhof. Todos ellos acogieron a Monarquía y diversas instituciones gubernamentales a lo largo de la historia.

Otros puntos de interés en Potsdam son el barrio ruso y la ciudad antigua, por donde también estuvimos paseando. Pero pronto el cansancio hizo estragos y decidimos volver otro día para seguir conociendo esta interesante ciudad, como sus parques patrimonio de la humanidad y otros sitios históricos.

Además del turismo, Berlín es una magnifica ciudad para la vida cultural. La agenda de eventos es asombrosa, y también hay que aprovecharla. El primer acto al que asistimos fue a la ópera, que realmente resulto ser un entretenido musical, en alemán por supuesto, aunque con subtítulos en ingles en las pantallas de los asientos.

Incluso la Universidad organizaba un evento por semana para los estudiantes del curso intensivo de alemán. Las dos primeras me las perdí: cine y una conferencia de cine. La siguiente era imprescindible: Pergamon Museum, dedicado a las culturas del Islam, Roma, Mesopotamia y Grecia, cuya ciudad de Pergamo da nombre al museo con el altar de Zeus Impresionante. Tan impresionante que me quedo medio museo por ver. Otro sitio al que habrá que volver. La última invitación fue a una vistosa performance en un teatro céntrico con muy buen ambiente.

También esta la costumbre de ir los domingos al mediodía a Mauerpark. El parque no tiene nada en especial por si mismo, bastante simplón, salvo por el fragmento del antiguo muro que podemos contemplar allí. Pero si vamos un domingo la cosa cambia. Un mercadillo donde podemos encontrar de todo (vi un Tetris de la primera Game Boy que salió a la venta) y sobre todo el karaoke. Ambientazo. Cientos de personas en una pequeña ladera o en la grada, mirando al escenario donde un grupito improvisa un karaoke para animar a la gente. Si el tiempo acompaña, como este fin de semana, es un gustazo estar allí tirado tomando el sol en pantalón corto y escuchando a la gente. Quien me iba a decir que en Berlín echaría de menos mis chanclas…

Y ya casi se me olvidaba, mi propia Universidad es un sitio turístico, uno de los edificios históricos junto a la Isla de los Museos, donde estudiaron y enseñaron ilustres de todos los campos del conocimiento a lo largo de la historia. Aunque desgraciadamente yo no doy las clases allí, un mes antes de venir a Berlín descubrí que mi Campus está a 13km de allí, 2 estaciones antes del aeropuerto de Schonefeld, pero bueno…otro lugar mas para conocer.

Ciudadano Berlinés

Quien crea que encontrar piso es la tarea mas pesada por la que hay que pasar, obviando el idioma, esta muy equivocado. Luego viene el papeleo.

Hay que empezar por ir a la oficina del Ayuntamiento en tu zona para registrar tu domicilio en Berlín. En mi caso no fue demasiado complicado, la de mi distrito esta a 3 minutos andando de mi casa, y aunque quien me atendió no hablaba inglés, me dieron una plantilla traduciendo todo el formulario al ingles. Sencillo. Ya soy oficialmente berlinés.

Posteriormente al banco, el elegido fue Berliner Sparkasse. Ya por fin podría hacerme una transferencia desde España y sacar dinero sin comisión, que poco a poco…se acaba pagando un pico. Una semana después ya tenía el dinero, y días más tarde me llegó la tarjeta. Una preocupación menos.

Siguiente paso: la universidad, toca hacer la matricula. Me citan en día y hora concretos en la oficina internacional, con toda la pila de papeles necesarios, el dinero del semesterticket (abono semestral de transporte público) y poco más. Y cuando esta todo correcto…vuelves a la caja a que te den una ayuda de la universidad para estudiantes extranjeros. Para eso me podrían cobrar menos desde el principio y me ahorran un paseo. Estos alemanes están perdiendo el mito de la productividad…

Cuando empiecen las clases ordinarias retomaremos la actividad, la elección de asignaturas promete ser angustiosa. Pero de momento todo acabado, ahora toca acostumbrarse a vivir aquí y no parecer un turista más que se mueve por la ciudad a palos de ciego.

Aparte de la burocracia, hay dos cosas esenciales que aprender para sobrevivir: el transporte público y la comida.

El primero de ellos no me causó mayores problemas, por mucho es sabido que me encantan los Metros y que disfruto aprendiendo el funcionamiento, así que Berlín es el lugar adecuado. Es la primera vez que paso un largo tiempo en una ciudad con este sistema de transporte y hay que aprovechar. Si a esto le añadimos que habitualmente me oriento bastante bien y tengo memoria para recordar como ir a los sitios pues el resultado es que en 3 semanas salía de casa sin ningún mapa, ni de metro ni de la ciudad.

Luego esta la comida. Me encanta comer, obviamente, pero nunca me he dedicado de lleno a la cocina ni hacer compras más allá de alguna cosa concreta que me hiciera falta para cocinar algo no demasiado elaborado. Sin embargo es algo que pensaba hacer desde que surgió lo de pasar una temporada fuera de casa: cocinar. Y lo cierto es que la cosa marcha bien, un poco de imaginación, un poco de variedad y otro poco de improvisación. Y a comer. Lecker lecker, que dirían por aquí. Pero ya le dedicare mas tiempo a hablar de esto…tal y como hay que hacer con un buen plato de comida.

Buscado un techo para vivir

Como ya he dicho antes, eso de tener piso en Berlín no es nada fácil. Pase hasta por 4 sitios antes de encontrar cama definitivamente. El primero ya lo tenía reservado desde Sevilla, Amstel Hostels, cerca del extremo oeste de Tiergarten. Un buen sitio, aunque le faltaba el desayuno y un poco de fiabilidad en la conexión a internet. Visto en un mapa parece céntrico, pero las primeras veces que vas y vienes….cruzar el parque de punta a punta se hace muy pesado. De hecho, uno de esos días, volviendo de tomar algo con Lucas y Zurdo, daba pereza coger el metro, así que al pasar por la puerta de su albergue (Berlin City Hostel)…me quedé con ellos en su albergue, en pleno centro. Total…íbamos a quedar horas después para hacer algo de turismo y seguir buscando piso.Aunque lo del piso no tuvo demasiado resultado. Visité a unos italianos que me dijeron que habían elegido a otro y a uno de los seres más extraños en uno de los antros más, dejémoslo en raro, que he conocido en mi vida.

La señora, que bien podría decir sucedáneo de Diógenes, me dirige a la “cocina-salón”, una minihabitación con un sofá, una mesa llena de trastos hasta el techo donde apenas cabría un plato para comer, una mini pila a modo de fregadero, una nevera bastante pequeña y una hornilla que por algún sitio andaría, pero yo no la encontré. Pues la personaja esta, como salida de un comic, me sienta allí, despliega un royo de papel parecido al del papel de aluminio y empieza a hacerme preguntas….

– ¿Cuál es tu color favorito?
– ¿Por qué?
– ¿Qué piensas de ese color?
– ¿Cuál es tu animal favorito?
– ¿Por qué?
– …

Y yo flipando…Se me ocurre responderle que el tigre, lo primero que se me vino a la cabeza, aquello tenía tan poco sentido que no me iba a parar a pensar. Me responde que es un animal fuerte y dominante, al contrario que una chica que vivía en el piso, que somos como el Ying-Yang. El surrealismo va subiendo de nivel, y seguimos: la comida. Resultó ser vegetariana, pero no solo de no comer carne, si no de incluso darle asco, de parecerle estúpida la gente que va al McDonalds y similares. Eso sí, el jamón serrano sí que le gusta. Nos ha jodio….

También era taoista, contándome no se que historias de la religión que ya ni recuerdo. Y todo esto mezclando inglés y alemán, contribuyendo a que me volviera más loco todavía, así que ya estaba un poco pasando de la absurda conversación y había veces que divagaba en mi burbuja…pero quedaba lo mejor: entrar en la habitación. ¿Habéis visto Jumanji? Pues creo que allí se filmo alguna escena. En la habitación había una planta cuyas hojas (o copa, no se como llamarlo, era como un árbol) ocupaba medio techo. Y yo juraría que me tropecé con algo que parecían raíces en el suelo. Pero sinceramente, entre la poca luz y el poco interés que tenía en el piso, tampoco me esforcé en averiguar qué cojones tenían plantado allí. Y lo mas gracioso, no dejó entrar a Blanca porque decía que iba a influir en el aura. Que en la habitación tenía que entrar yo solo y captar su esencia. En fin, buenas noches.

Esa noche Lucas y Zurdo se volvían a España y, como en mi habitación había una litera que la tenía pagada entera, Blanca se vino a mi albergue, así salía más barato y además no estábamos solos. De su albergue al mío…primera mudanza que nos cargamos.

Dos noches mas allí y se acaba la reserva, toca mudanza. Yo a un nuevo albergue, el Helter Skelter, en el centro, al lado del Sprachenzentrum y donde ya dormían Pablo, Lara y Olga. Blanca….a su nueva casa. Por la tarde firma contrato y…sorpresa. Habitación sin muebles. Como en la habitación de mi nuevo albergue solo estaba con un chino y otras 4 camas libres…pues esa noche la pasó en una de ellas, aunque en plan okupa.


La mañana siguiente otra entrevista, un tío un tanto raro, muy irónico, aunque no me disgustaba. No dio señales de vida. Pero no fue necesario. La siguiente entrevista me cambió la cara, Blanca dixit. Empecemos por los contras: un hombre de unos 40 años un tanto maniático, con instrucciones demasiado concisas tales como que si no me importa cocinar sin ajo porque no le gusta el olor, que no meta las cosas en el lavavajillas hasta que no haya suficientes cosas para ponerlo a lavar…pero era una habitación completísima, al igual que el resto del piso, en una undécima planta, con ventana a la calle, a 5 minutos andando de Alexander Platz y baratísimo para la zona donde estaba. Me dice que me decida cuando quiera y que lo llame…más fácil imposible.

Al llegar al albergue por la noche, decidido a tomar una cerveza con los tres vecinos y Javi, que también andaba de visita, me encuentro con la sorpresa de que me largan de allí por la okupación de la noche anterior. Ni pagando la noche me dejaban quedarme, “las normas del hostal”, decían, y eran las 12 de la noche. Hoy por ti mañana por mi, como Blanca ya tenia algo para dormir, pues esta noche tocaba allí.


Suficientes contratiempos iban ya. A la mañana siguiente confirmo que me quedo con la casa, y por la tarde la mudanza. Casualidades de la vida, era mi 25º cumpleaños. Buen regalo. Por la noche BBQ Erasmus Boat Party, había motivos para celebrar.

Aprendiendo alemán

Empezaron las clases. Tras el examen de nivel me colocan en el A1.2, mismo nivel que no acabe de hacer en Sevilla, así repaso lo que ya tenia visto. Las primeras sensaciones son que no hay demasiada diversidad, de 15 personas 6 somos españoles. El resto: un canadiense, una belga, 3 italianas, una japonesa, una israelita, una noruega y un portugués. Aprendimos alemán, pero sinceramente, lo que mas practiqué fue el inglés.

Cuatro horas de clase al día, empezando después de comer. A veces superaburrido, recién comidos…pesa la clase. Aunque a veces algunos llegábamos tarde. Entre papeleos pendientes, algunas compras y cosas por el estilo nos acabábamos retrasando un poco, además hay que añadir los retrasos en el metro y que no calculábamos bien los tiempos. Y los primeros días también teníamos que compaginar con la búsqueda de piso…

Tras el curso, a las 18.30 de la tarde, siempre surge la misma pregunta: “bueno, ¿qué hacemos?”, con sus diversas variantes en los respectivos idiomas. Siempre solíamos quedar para tomar algo, sobre todo los primeros días cuando muchos no teníamos piso ni nada que hacer. Meterse en un hostal a ver pasar el tiempo es muy aburrido, y así pues nos íbamos conociendo.

El curso avanza, los ratos de cervezas daban resultado y cada vez había mejor ambiente y mejor comunicación. En clase cada vez se hablaba más alemán, pero luego entre nosotros seguíamos usando ingles, la verdad que era mas practico para todos.

Y para finalizar, test de nivel, pastelitos y…viaje “fin de curso”: oktoberfest!!!!

Primeras sensaciones

Aterrizaje en Berlín tras un cómodo viaje, está claro que los aviones amplios y permisivos con el equipaje hay que pagarlos. Bus al hostal, cercano al aeropuerto, aunque no tanto como pensaba que estaría del centro. Las proporciones de Tiergarten engañan mucho.Nada que hacer en la habitación…vamos a conocer Berlín, y a Blanca (y a Lucas y a Zurdo), primer contacto aquí. Pequeño paseo por una ciudad verde pero oscura, y algo descuidada. Pero ilusionante. Cena, cervezas, y poco más por hoy, que mañana toca madrugar…examen de nivel de alemán.

Mucha gente en el Audimax, lugar de la prueba, y por supuesto muchos españoles, como siempre. Al momento de llegar alguien se percata de mi camiseta de la Universidad de Sevilla (creo que Lara, Olga o Pablo), hablamos un poco, en voz más alta que la media, por supuesto, y más españoles se acercan al grupillo que se estaba formando, incluso un portugués.

Finalizado el examen, a la espera de la gente del siguiente turno, cerveza en la terraza de la cafetería bajo un sol muy apetecible, hay que aprovecharlo, que durará poco.

Todo un fin de semana por delante, más erasmus se van uniendo, aunque españoles casi todos, quizás 20 personas. Comenzamos en un bar de Preslauer Berg, no era gran cosa. El sábado, tras intento fallido de ver España, empezamos en un italiano y acabamos en Café Zapata, gran discoteca de la casa okupa de Oranienburger Str.

Pero no todo es conocer gente y salir, queda un importante asunto entre manos: la tediosa búsqueda de piso, que inicialmente sigue sin dar demasiados resultados. Además, en los tiempos muertos durante el fin de semana…algo de turismo: Mauer Park, Brandemburger Tor…poco más, ya habrá tiempo de dedicarse a ello más a fondo.

Lucas y Zurdo vuelven a España, Blanca se muda a mi hostal. Lunes: comienzo de clases de alemán.

¿Por qué Erasmus?

Es sencillo. En septiembre de 2008 pensaba que en el curso siguiente acabaría la carrera, pero los exámenes no fueron bien. Había dos opciones: matricularme igualmente de todo lo que me faltaba o bien repartirlo en dos años. Pero claro, para el segundo año sería poca cosa lo que me quedaría… Solución: ¿Y si me voy de Erasmus?

Era algo que siempre me sonó como muy lejano, pero tal como habían transcurrido las cosas…era una oportunidad: ahora o nunca.

Toca elegir destino. Preferiblemente de habla inglesa, pero eran plazas muy demandadas. Otras opciones: Finlandia, Francia, Italia o….Alemania! ¿Y el idioma? Pues tras alguna que otra vuelta a la cabeza lo decidí: estudio alemán y pido Berlín.

Realmente, entre una cosa y otra no pude asistir a un buen número de clases, hasta que me acabe perdiendo el hilo y debido a unos cambios de fecha de exámenes no pude ni examinarme. Pero lo cierto es que adjudican las plazas de la beca y….Humboldt Univesitat zu Berlin. Comienzan los preparativos. El primer paso: acuerdo académico, una tediosa búsqueda de información en la web de Humboldt para decidir que asignaturas cursar en Alemania. Asunto nada fácil debido a la poca comunicación por parte de los coordinadores alemanes. Finalmente, con la ayuda de otros dos compañeros que estaban entonces en Berlín…acuerdo firmado. Ahora toca registrarse en Humboldt, vía web y test de nivel de alemán incluido. Si no me llegan a echar una mano no creo que lo hubiera superado.

Seguimos adelante: convenio económico, sencillo trámite, bastaba con presentar el billete de avión. La burocracia había terminado, ahora quedaba buscar un techo para vivir, complicado. Las residencias de la universidad me dicen que no son gran cosa y que las que suelen dar a estudiantes Erasmus están en zonas lejanas, así que desisto. Busco otras residencias…y me adjudican una demasiado cara.

La otra opción es buscar piso, pero o bien no obtengo respuestas, me dicen que ya están completos o que quedemos cuando esté en Berlín. Un mes de mi llegada y seguía en la calle, así que opte por reservar una habitación en un hostal durante una semana y buscar piso sobre el terreno. Finalmente, llega la hora: allá vamos!

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