Ser berlinés en invierno


Un mes fuera de Berlín se nota bastante, pero ha calado hondo y es difícil de olvidar. Es hora de volver a ser amo de casa, de escuchar otro idioma a todas horas, moverse en metro a todas partes…y también es hora de aprender cosas nuevas, principalmente a sobrevivir en el invierno berlinés.

Y parece duro. Siempre nublado, mucho frío, nieva esporádicamente, anochece temprano, la gente hace menos vida en la calle, hay que caminar sobre hielo…pero de momento no me ha ido mal. Extrañamente, siendo del sur de España, de Sevilla, esa calurosa ciudad que ha sufrido hasta mi coordinador berlinés, me estoy adaptando bastante bien, y la gente se sorprende.

Ya hemos bajado de -10º y aun así sigo saliendo a la calle, hay gente que le da pereza. Una de las cosas necesarias para salir a la calle, además de abrigarse, obviamente, es aprender a andar sobre nieve y hielo. Para empezar, recomendable un calzado que no cale, porque como metas el pie en la nieve puedes acabar mal. Hay que evitar pasar por zonas lisas, buscar zonas con piedrecitas, que las ponen en la nieve para evitar caídas. Y cuidado con la nieve sobre placas de hielo, son una trampa, no ves el hielo y puedes acabar en el suelo antes de que te de tiempo siquiera a pensarlo. Muchos inconvenientes que más pronto que tarde acabaron por dejar de ser un problema. También ayuda el hecho de que todo esta muy bien acondicionado, para mi gusto a veces más de lo necesario. No soporto la calefacción en los asientos del S-Bahn. Al entrar al tren se agradece la temperatura, pero cuando llevas sentado un rato llega a ser odioso.

Las horas de luz también es un problema. Eso de acabar de comer y que anochezca no es normal. Hay veces que voy a clase y ya es de noche, o pensar a las 8 de la tarde que ya es de noche cerrada y pensar en ir volviendo para casa. Incluso si un fin de semana sales y te acuestas tarde, cuando te levantes es posible que ya vuelva a ser de noche. Y si eso lo mezclamos con que estamos batiendo récord en días sin salir el sol en Berlín pues ya tenemos todos los ingredientes. Y pensar que mi segunda opción para irme de Erasmus era Tampere, unos 100km al norte de Helsinki…

En fin, que demasiado bien creo que estoy llevando el invierno, no se si todo será así o nos tendrá preparada alguna nueva sorpresa…

Bienvenido a Groenlandia

Obviamente no, no he ido a Groenlandia, pero no debe ser muy distinto a lo que encontré al aterrizar en Berlín. Después de ir en AVE hasta Madrid, coger allí un vuelo a Palma y luego otro con casi una hora de retraso, donde por cierto debí perder mi móvil alemán, y tras un curioso espectáculo por mi sobrepeso tanto en equipaje facturado como el de mano, por fin llegué.

Aquello no parecía una pista de aterrizaje, era más bien una pista de patinaje. Calculo que en los márgenes de la pista se acumulaba mas de medio metro de nieve. Al echar el pie a tierra el panorama no era mucho mejor, apenas dar dos pasos y las ruedas de la maleta ya estaban cubiertas de hielo, lastima que no llevaba las cadenas a mano para ponérselas. Pero el verdadero suplicio llegó al salir a la calle y, literalmente, arrastrar la maleta por hasta 30cm de nieve virgen, y con mis más de 40kg en equipaje no era demasiado cómodo. Parecía una maquina quitanieves, a veces tenía que levantar la maleta porque delante llegaba a acumular tal cantidad de nieve que se clavaba y no podía seguir tirando.

Al día siguiente salí de casa a dar una vuelta de reconocimiento, y a comprar comida, claro. Increíble. Había estado en varios sitios con gran cantidad de nieve, pero nunca en una ciudad, algo totalmente nuevo con lo que debía acostumbrarme a convivir. La temperatura es caso aparte. De momento hemos rondado los -5º y por ahora lo llevo bien, pero todo apunta que llegaremos a mucho menos, veremos que pasa.

Hay otras tareas pendientes con la vuelta a Berlín. La mas inmediata el examen de ASP1, que lo hago a distancia, mismo método que lo que pretendí con ASP2 en septiembre, aunque en este caso sí le he podido dedicar tiempo y espero poder seguir haciéndolo hasta la semana que viene y que sea suficiente. Además, en breve termina el curso de alemán, cuya evaluación llevo al límite del aprobado y he faltado el número máximo de veces que podía hacerlo.

La segunda tarea es buscar piso, ya que a final de mes me mudaré. El dueño de mi piso vuelve de sus cuatro meses de vacaciones y tras vivir todo este tiempo con Fabian la verdad que no me apetece aguantar durante seis meses a este extraño hombre de cuarenta y pico años con todas sus manías. Habrá que medir el tiempo, a ver lo que da de si.

Primera visita y vuelta a Sevilla

Durante estos días he tenido mi primera visita, mis padres han venido a pasar el puente en Berlín. El sábado por la noche llegaron, sin demasiado tiempo, buscar algo de cenar y a dormir.

Fueron pocos días, solo dos, pero muy completos, eso sí, había que madrugar. Hubo tiempo para todo: pasear por la ciudad a pesar del mal tiempo, visitar museos, tomar unas cervezas, ir de compras…incluso para ir a clase, porque el lunes tenia clase de alemán.

Algo muy típico por estas fechas son los mercados de navidad, sembrados por doquier, en cualquier plaza o acera suficientemente ancha. Hay de todo: tiendas de artículos navideños, cerveza, comidas y, sobre todo, Glühwein, un vino con especias que se sirve caliente, con un aroma que inunda todos los mercados.

Ahora toca hacer la maleta, me vuelvo a Sevilla a hacer mis exámenes y de vacaciones de Navidad, pero antes toca deshacer la otra, ya que con mis padres me llegaron reservas de aceite, vinagre de vino de Jerez, café Catunambú, jamón y lomo. De vuelta para Sevilla, además de mi ropa, se va parte de mi colección de botellines de cerveza, colección que por supuesto estoy ampliando en Alemania.

Hora de partir, y toca pensar, ¿un mes en Sevilla o un mes fuera de Berlín? Aquí, durante un mes, dejare 3 meses de gente y experiencias para no olvidar, un sitio al que incluso ya llamo “mi casa”. Pero Sevilla siempre es Sevilla, allí, durante un mes, espera mucha gente con las que reencontrarme, recordar momentos de meses pasados y vivir otros nuevos, y además, ahora que en Berlín comienzan a bajar las temperaturas, el bueno tiempo del sur no vendrá mal para reponer fuerzas.

Como nota negativa, una de las experiencias que repetiré en Sevilla serán los días de biblioteca, puesto que además del examen de mañana, me queda toda una semana de estudio para el otro examen, esperemos que haya suerte.

Allá voy, Sevilla. Bis bald, Berlín.

Hora de estudiar

Para mí, el estar de Erasmus no significa preocuparme solo por lo que hago en Berlín. Como pretendo acabar la carrera en Septiembre pues también tengo asuntos pendientes en Sevilla, como varias asignaturas y el Proyecto Fin de Carrera.

Este pasado Septiembre ya pretendí hacer ASP2, que me dejan hacerlo a distancia. El método es sencillo: mi profesor de Sevilla manda el examen por fax a mi coordinador en Berlín, quien me supervisaría mientras lo hago, a la vez que mis compañeros lo hacen en Sevilla y finalmente devolverlo por fax nuevamente.

El caso es que con las complicaciones de los primeros días en Berlín y el tiempo que buscar piso y preparar la burocracia pues no tuve tiempo de preparármelo y desistí de presentarme.

Ahora, en diciembre tengo el segundo asalto, solo que esta vez los hago en Sevilla. El primero de ellos PL1, que no me daban la posibilidad de hacerlo a distancia. La pega es que el fin de semana de antes mis padres estarán aquí de visita, por lo que iré al examen casi sin estudiar los 4 días previos, así que toca ser previsor. Además de PL1 también haré ASP2, que es la semana siguiente y aprovecho que estaré alli.

Normalmente me dedicaba a estudiar en casa, pero como me suele pasar, no me resulta demasiado productivo. Suerte que descubrí el Grimm-Zentrum, la nueva biblioteca de la Humboldt, en pleno centro, a 3 estaciones de mi casa, las condiciones perfectas para tratar de hacer algo útil.

Allí he pasado la mayoría de mis ratos de estudio últimamente, además no estaba solo, por ahí suelen estar la gente de medicina y de económicas, que se ve que también andan atareados. Mucho más entretenido para pasar la tarde, sobre todo a la hora de hacer descansos.

La biblioteca en si es cómoda, con amplios espacios de estudio, con salas tanto de lectura como de informática. Hay quien se queja del espacio “desperdiciado” en el edificio, pues las salas de las plantas superiores están dispuestas a modo de escalera que miran hacia la sala central de la planta baja. Cuestión de gustos, pero la funcionalidad no tiene porque estar reñida con el diseño.

Lo que no soporto de las bibliotecas alemanas es la política de entrar “con las manos vacías”. El primer paso al llegar no es buscar un puesto libre, si no buscar una taquilla libre, pues es obligatorio dejar allí la ropa de abrigo, maleta, o cualquier cosa que no sea estrictamente el material de estudios. Y de comida o bebida más de lo mismo, únicamente permiten la entrada de agua. Cosas de estos cuadriculados germanos.

20 Jahre Mauer Fall

Berlín es una ciudad que ha sufrido la ira de la Historia hasta una época reciente. El fin de la Segunda Guerra Mundial no supuso la tranquilidad para la ciudad, la consecuencia fue años de separación detrás de un muro de la vergüenza que separaba las zonas de los bandos participantes. Kilómetros de hormigón que no dejaban cerrar las heridas abiertas durante 6 años de matanza y otros 44 de enfrentamientos políticos e ideológicos.Finalmente, como no podía ser de otra forma en una sociedad moderna, el 9 de Noviembre de 1989 comenzó el derribo, el reencuentro, la reunificación, la paz definitiva. Tantos años de sufrimiento no se borran de las mentes alemanas por arte de magia. Mentes que siguen albergando demasiados recuerdos recientes como para ser olvidados, y que se esfuerzan en dar a conocer para mostrar a todos el error que se cometido por todos.

Hasta donde yo se, el alemán de a pie quiere saber y que se sepa, las causas y consecuencias, que sirva para que nada de esto se vuelva a repetir jamás. Y por ello no han querido desperdiciar la oportunidad de celebrar el 20 aniversario de este acontecimiento de tal importancia para la Historia mundial. Y entre todos (prensa, publicidad, profesores…) se habían encargado de que los actos culturales en torno a esta celebración, así como el evento central, no pasara desapercibido para nadie y todos pudiéramos ser testigos de este acontecimiento.


Los primeros pasos se dieron con la restauración de las pinturas existentes en los fragmentos de muro que aún se conservan como testigos de la Historia. Los artistas que en su día plasmaron sus sentimientos volvieron a Berlín para dar otro empujón a la democracia. Semanas antes del día del aniversario empezó a publicitarse por internet el Mauer Mob, un proyecto que pretendió formar una cadena humana de las más diversas nacionalidades a lo largo del trazado del antiguo muro. Ni la MTV quiso pasar desapercibida, celebrando en la capital alemana la entrega de los MTV Europe Music Awards 2009, con multitud de actos conmemorativos. Aparte de la entrega de premios en si, fue especialmente emotivo el concierto gratuito que U2 ofreció bajo la Puerta de Brandemburgo.

Y finalmente llego el día del Fest der Freiheit (Fiesta de la Libertad). El lunes 9 de noviembre fue uno de los pocos días de continua lluvia que hemos tenido en lo que llevamos aquí, pero eso no era excusa. Miles de personas se congregaron en torno a la Puerta de Brandemburgo y la cadena de dominó gigante, un domino que representaba los bloques de hormigón derribados 20 años atrás, con pinturas significativas, y que 20 años después volverían a caer para recuerdo de todos.

Numerosas personalidades de la política internacional fueron citadas aquí para mostrar su apoyo a la causa, desde Presidentes de Estado y de Gobierno actuales, con Angela Merkel, criada en Ost Berlín como maestra de ceremonias y rememorando el paso 20 años atrás por el liberado paso fronterizo de Bornholmer Strasse.

Finalmente, tras los discursos institucionales, testimonios de berlineses que aquella noche también cruzaron el muro, y la interpretación por parte de Bon Jovi de «We Weren’t Born To Follow» (No Nacimos para Servir), escrita para tal día, la caída del dominó llego a la Puerta de Brandemburgo para dar por finalizado tan emotivo acto.

Ahora, la Historia sigue

La necesidad de comer

Uno de los típicos temores de mucha gente cuando pasa un tiempo solo es el tema de la comida. Siempre esta la socorrida pizza, la pasta, congelados en general…que para un fin de semana no está mal, pero para un largo tiempo pues nada mas de pensarlo ya se me quitan las ganas.

Yo nunca me he dedicado especialmente a cocinar, pero con cosas no muy elaboradas, sí que me he defendido bien. La cosa es intentarlo. El primer paso, obviamente: comprar. Tengo para elegir un Lidl, un REWE y un Netto cerca de casa, así que casi cualquier necesidad la tengo cubierta. Otro buen sitio para comprar es el mercado turco de Kreuzberg o el Kaufland.

En Kreuzberg suelo comprar fruta, verdura, y carne fresca. Algunas cosas tienen el mismo precio que en supermercados, pero normalmente se encuentran cosas más baratas, mientras más tarde mejor, pues van bajando precios a medida que va pasando el día. Frutas y verduras suelen estar más maduras que en supermercados y hay que tener cuidado con la cantidad, pero la carne tiene muchísima mejor pinta. También hay pescado fresco, muy escaso en Alemania, pero claro, es muy caro. Mejor para cuando vuelva a España.

Pues nada, manos a la obra. Normalmente no se me ocurre nada para comer mas allá que cosas típicas. Un buen método es elegir algo que tengo, por ejemplo carne de pollo, escribirlo en Google y elegir alguno de los resultados que se muestren. Por ejemplo, pollo con champiñones. Realmente la receta solo servirá para hacerse una idea, porque los tiempos y la forma de hacerlo nunca coincidirá con la realidad. A partir de ahí toca improvisar. Y ya con la practica pues se puede intentar incluso sin preguntarle a Google. No tendremos el libro de recetas de la abuela…pero se consiguen buenos resultados.

Otra opción es salir a la calle. En mi calle tengo Burger King, un vietnamita (con muy mala pinta, por cierto), un chino…y si me acerco a Alexander Platz ya las posibilidades se multiplican. En Berlín hay comida rápida muy variada, y barata. Por hablar de cosas concretas tenemos la currywurst de Friedrichstrasse, el mítico kebap de Warschauer o la pizzería de Warschauer. En esta ultima, antes de las 6 de la tarde, podemos comer una pizza por 1,5€, o un plato de pasta por 1,75€. Después de esa hora tampoco hay que temerle, los precios incremente a 3€ y 3,5€ respectivamente. Y el tamaño es bueno, normalmente con una pizza y media me quedo satisfecho.

Además de eso he probado chino, japonés, etíope, indio….la variedad gastronómica es increíble!

La vuelta al cole, perdón, querida universidad de prestigio

Aunque poco tiene que ver con el eslogan de cierta cadena comercial, tras dos semanas de mini vacaciones volvíamos a las clases. Pero a las clases de verdad, nada de cursos de idiomas, a las clases de la Humboldt-Universität zu Berlín. Sí, esa donde estudió y enseñó tanta gente importante. Pues allá vamos a ver si nosotros somos algunos de los siguientes…ilusos.Ahora las clases no las tenía en un sitio tan perfecto y accesible como Dorotheenstraße, junto a Unter den Liden, Friedrichstraße o Brandemburger Tor. No, ahora al moderno campus universitario de Adlershof, allá donde no llega la vista, a tres estaciones del aeropuerto de Schönefeld. Además, el S-Bahn (lo que en España es un tren de Cercanías) está de obras y la línea que me llevaría directo desde mi casa ha cambiado el recorrido y toca hacer trasbordo. No pinta bien la cosa.

Sin embargo, no todo fue tan trágico. Antes de empezar las clases Xavi y yo fuimos a una presentación que había en el Institut für Informatik, que, por cierto, comparte edificio con el de Matemáticas, cosas que te depara el destino. No fue tan difícil llegar, 30-40 minutos, y el sitio era interesante. Un espacio todavía acabándose de urbanizar, con edificios modernos de reciente construcción, y otros todavía en marcha, para uso universitario y de investigación y de desarrollo científico-tecnológico.

Realmente la presentación no era para Erasmus, si no para alumnos de nuevo ingreso, pero nos había atraído eso de que nos daban un desayuno de bienvenida y luego barbacoa en el bar del campus y allí que fuimos. Aun así, un simpático doble de Scooby Doo nos ayudo a crear nuestra cuenta de correo, registrarnos en la plataforma de nuestra titulación y demás burocracia que había que hacer. Si no fuera por él todavía no habría podido enterarme ni de las asignaturas que había. Visitamos tanto el Johann von Neumann-Haus como el Erwin-Schrödinger-Zentrum, donde también estaba la biblioteca. Y para finalizar…pues eso, la barbacoa. Allí estuvimos un rato charlando, o intentándolo, con la gente que a lo mejor nos encontraríamos por clase. Pero lo cierto es que los alemanes son un poco siesos, la cosa no daba para mucho y se fueron yendo. Así que abandonamos el lugar después de unas salchichas.

En la presentación nos dijeron una cosa muy graciosa. La plataforma para inscribirse en las asignaturas estaría disponible a partir de las 5AM de un miércoles. ¿Pero en Alemania no duermen? Pues como era entre semana y no era día de salir y volver tarde…habría que levantarse a las 5 a darle un par de clics de ratón. O eso es lo que me hubiera gustado a mí, porque nos dimos cuenta que habíamos elegido asignaturas que se pisaban, y a esas horas nos tuvimos que poner a buscar otras. Hora y media un poco surrealista que pasamos, pero ahí que estaban todos los alemanes metidos, porque bien lenta que funcionaba la cosa.

Pues ya solo quedaba ir a clase y ver si nuestra elección fue buena, que todavía había tiempo de rectificar.

Por otro lado estaban las clases de idiomas, que también había que seguir. Alemán para seguir aprendiendo e inglés para intentar recordarlo, que una cosa es hablarlo y otra muy distinta es hacerlo correctamente. El caso es que ya tenia horario construido y medio cuadrado, solo quedaba empezar la nueva rutina.

Empezando la vida nocturna

Después de un mes en Berlín se puede decir que ya conozco la ciudad de noche. Ya desde el primer día empezó la búsqueda de lugares donde divertirse. Conocer bares y discotecas también es una forma de hacer turismo.

Normalmente teníamos un mismo sitio de partida: el reloj de Alenxander Platz. A partir de ahí pues ya iban surgiendo planes, aunque normalmente siempre había que hacer una bajada al spatekauf (lo que en España viene siendo un chino que vende cerveza) de la estación a comprar alguna cerveza, aguantar el retraso de los españoles se puede llegar a hacer muyyyy pesado.

Las zonas más comunes eran Oranienburger Strasse o Warschauer Strasse. En la primera de ellas frecuentábamos el Café Zapata, en la casa okupa, en Warschauer Strasse cualquiera de los numerosos bares de la zona. Y casualmente en los sitios hay una pizzería donde puedes comer por 3€, que por supuesto también íbamos bastante.

A la segunda semana empezaron las fiestas Erasmus. En un barco, barbacoa incluida, en la planta baja de un hostal, en alguna discoteca…fuera donde fuera el ambiente era muy bueno y siempre íbamos conociendo más gente, incluidos españoles, por supuesto, que somos como una plaga. Además estuvimos en un par de fiestas de residencias, que también había muy buen ambiente con tanto estudiante.

Pero no todo eran fiestas erasmus, también hay discotecas corrientes: Soda, Matrix, Lido…poco a poco nos íbamos sabiendo mover.

Otra opción era ir a casa de alguien. Bien en plan tranquilo, de cena y algunas cervezas o bien otros sitios que eran realmente una fiesta con mucha gente. Excesivo, pero la opción más económica.

Sea lo que sea siempre acabábamos encontrando un plan cuando lo buscamos, Berlín es una ciudad con un catalogo lo suficientemente amplio como para aburrirse, así que hay que aprovecharlo.

Nuevos inquilinos

Apenas 11 días en mi nueva casa y se avecinan cambios. El dueño de mi piso de va de vacaciones, 4 meses nada más y nada menos. Inicialmente me dijo que iba a intentar buscar a alguien para que viviera aquí en ese tiempo, pero como no me comento nada definitivo pues yo pensando que tendría el piso solo esos 4 meses.

Pero esa posibilidad duró solo unas horas. El mismo día que él se fue, mientras me arreglaba para salir, oigo abrir la puerta de la calle y me quedo blanco. Salgo de mi habitación y se me presenta el nuevo inquilino y una amiga, de los cuales ni me enteré de los nombres por lo sorprendido que me había quedado. Y menos mal que los vi antes de irme. Llego a salir 5 minutos antes y me los hubiera encontrado al día siguiente al levantarme , y ya es que me da algo. Sin ir más lejos la amiga durmió en el salón. Nada más imaginarme llegar a casa creyendo que estoy solo y encontrarme a alguien en el sofá…

Al día siguiente todo bien, hablé con él, que iba a estar los 4 meses y resultó ser buena gente. Tampoco le gustaban las manías del dueño del piso, así que nos íbamos a entender bien para llevar la casa. Se llama Fabian, del sur de Alemania y trabajando en Berlín.

Pero toda sorpresa no acaba ahí. Unos días después vuelvo a casa y de nuevo alguien durmiendo en el salón, pensé que era la amiga del otro día y no le di mayor importancia. Al día siguiente vuelvo de clase y había una chica en casa, saludo creyendo que era la misma amiga, pero me responde “hola”. Sabrá algo de español y querrá ser simpática, pensé yo. Pero a los 5 minutos viene a la cocina y…”hola yo soy Ana”. Pues nada, nueva sorpresa.

Venía de Barcelona y estaba en casa por el Couchsourcing a través de Fabian, pero como yo no había coincidido con Fabian en los dos últimos días pues no sabía nada. Pero bueno, ningún problema. Allí estuve hablando con ella contándome la historia. Al día se integró muy bien, se vino por la noche con los Erasmus, que quería salir la última noche que le quedaba en Berlín.

Ya posteriormente Fabian me dijo que no me había podido avisar. Conclusión: si yo recibo alguna visita pues se podría quedar sin problemas. Además descubrí una cosa que me podría ser muy útil para próximas fechas: mi compañero de piso tiene saco de dormir!

Todo perfecto

Conociendo mi nueva ciudad

Después de un tiempo toca ir conociendo el lugar donde vives. Por ahora solo el primer fin de semana estuve de turismo, por la zona mas céntrica: Brandenburger Tor, Reichstag, Postdamer Platz…y poco más. Aunque con la cosa de buscar piso realmente acabas conociendo “media” ciudad. Lo de “media” es por decir algo.
Otra forma de conocer es yendo de compras, como por ejemplo al mercado de la fruta y la verdura de Kreuzberg los martes y viernes, donde también he comprado de la mejor carne que se ve por aquí. Suelo frecuentarlo bastante.IKEA es otro sitio donde también he ido alguna que otra vez, a los dos que hay, pero apenas me he comprado una estantería, perchas, y una taza para el desayuno, que las que hay en mi casa son muy pequeñas. Curioso.

Cuando he ido a casa de amigos también he conocido sitios nuevos, o cuando salgo por ahí a tomar algo o de fiesta…pero nada de esto es turismo propiamente dicho.

Un día decidimos hacer turismo de verdad, a Potsdam, una ciudad histórica al suroeste de Berlín, a 15 o 20 minutos en tren. El principal atractivo es el Parque de Sanssoucci, residencia mandada a construir por el rey Federico el Grande en 1744. Está presidida por el palacio del mismo nombre. A lo largo y ancho del enorme parque se respira la tranquilidad de la naturaleza, amenizada por la gran fuente central. También podemos encontrar el Nuevo Palacio, el Palacio de Orangerie o el de Charlottenhof. Todos ellos acogieron a Monarquía y diversas instituciones gubernamentales a lo largo de la historia.

Otros puntos de interés en Potsdam son el barrio ruso y la ciudad antigua, por donde también estuvimos paseando. Pero pronto el cansancio hizo estragos y decidimos volver otro día para seguir conociendo esta interesante ciudad, como sus parques patrimonio de la humanidad y otros sitios históricos.

Además del turismo, Berlín es una magnifica ciudad para la vida cultural. La agenda de eventos es asombrosa, y también hay que aprovecharla. El primer acto al que asistimos fue a la ópera, que realmente resulto ser un entretenido musical, en alemán por supuesto, aunque con subtítulos en ingles en las pantallas de los asientos.

Incluso la Universidad organizaba un evento por semana para los estudiantes del curso intensivo de alemán. Las dos primeras me las perdí: cine y una conferencia de cine. La siguiente era imprescindible: Pergamon Museum, dedicado a las culturas del Islam, Roma, Mesopotamia y Grecia, cuya ciudad de Pergamo da nombre al museo con el altar de Zeus Impresionante. Tan impresionante que me quedo medio museo por ver. Otro sitio al que habrá que volver. La última invitación fue a una vistosa performance en un teatro céntrico con muy buen ambiente.

También esta la costumbre de ir los domingos al mediodía a Mauerpark. El parque no tiene nada en especial por si mismo, bastante simplón, salvo por el fragmento del antiguo muro que podemos contemplar allí. Pero si vamos un domingo la cosa cambia. Un mercadillo donde podemos encontrar de todo (vi un Tetris de la primera Game Boy que salió a la venta) y sobre todo el karaoke. Ambientazo. Cientos de personas en una pequeña ladera o en la grada, mirando al escenario donde un grupito improvisa un karaoke para animar a la gente. Si el tiempo acompaña, como este fin de semana, es un gustazo estar allí tirado tomando el sol en pantalón corto y escuchando a la gente. Quien me iba a decir que en Berlín echaría de menos mis chanclas…

Y ya casi se me olvidaba, mi propia Universidad es un sitio turístico, uno de los edificios históricos junto a la Isla de los Museos, donde estudiaron y enseñaron ilustres de todos los campos del conocimiento a lo largo de la historia. Aunque desgraciadamente yo no doy las clases allí, un mes antes de venir a Berlín descubrí que mi Campus está a 13km de allí, 2 estaciones antes del aeropuerto de Schonefeld, pero bueno…otro lugar mas para conocer.

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